Mariana Flores Melo - El tren panorámico con las mejores vistas de Suiza: así es viajar en el Glacier Express

Imponentes montañas por un lado, profundos valles por otro. Tranquilos pueblos de montaña a la derecha, lagos de aguas cristalinas a la izquierda. El Glacier Express avanza lentamente entre los Alpes suizos regalándonos una panorámica impresionante cada vez que miramos por sus ventanas. Y justamente ventanas no le faltan, incluso parte de su techo está hecho de cristal, convirtiéndose así en uno de los trenes con mejores vistas de todo el país.

El Glacier es el tren expreso más lento del mundo. En 8 horas recorre 291 kilómetros entre las localidades de Sankt Moritz y Zermatt, pero con su rítmico traqueteo va parando en varias estaciones diferentes, cada una más pintoresca que la anterior.

En definitiva, este viaje es un regalo para todos los sentidos, una experiencia única que merece ser vivida al menos una vez. Por ello, nos embarcamos en esta aventura para experimentar la magia de los Alpes en primera persona.

Profundos valles, túneles y puertos de montaña

Con la puntualidad exacta de un reloj suizo, el Glacier Express hace su entrada en cada una de las estaciones del recorrido. Y si queremos cruzar el país de oeste a este, la primera de todas será la del precioso pueblo de Zermatt. Encaramada a más de 1.600 metros de altura, esta localidad descansa bajo la sombra de algunos de los picos más imponentes de los Alpes. El Matterhorn, con sus 4.478 metros de altura, es el símbolo de la mítica chocolatina Toblerone, pero también se ha convertido en uno de los iconos más característicos del país.

De este modo, da inicio el vertiginoso trayecto por los Alpes. Desde el minuto uno debemos estar atentos y con la cámara preparada, ya que durante todo el recorrido estaremos rodeados de impresionantes paisajes que querremos recordar para siempre. Poco a poco el tren atraviesa el Matter Valley, marcado por los profundos barrancos y los prados en flor. Llegamos entonces a nuestra primera parada, la ciudad de Brig, el punto de partida perfecto si buscamos rutas en la montaña, pistas de esquí y baños termales.

Continuamos nuestro camino hasta que la luz del sol se oculta mientras atravesamos el largo Furkatunnel, una cavidad de más de 15 kilómetros excavada en la tierra entre las localidades de Oberwald y Realp. Y es ahora cuando el tren se detiene de nuevo, esta vez en Andermatt, un precioso pueblo ubicado en el corazón de un valle y rodeado de puertos de montaña. Pocos kilómetros después, el tren alcanza su punto más alto, el Oberalppass, y nos brinda unas vistas de vértigo que nos encogerán el corazón con tan solo mirar por la ventana.

Los bellos paisajes no dejan de desfilar a cada lado del tren, y es que ahora nos adentramos en el mágico Rhine Gorge, apodado como el "Gran Cañón suizo". Ese sobrenombre no está puesto en vano, las altas paredes rocosas custodiarán nuestro paso en los siguientes kilómetros, en los que nos acompañará el cauce del río Rin y sus aguas de un marcado azul lechoso. En cada curva, el Glacier Express descubre al viajero una postal nueva, una impresionante panorámica que se quedará guardada en su mente y en su corazón.

Últimos kilómetros de un viaje de ensueño

Ya llevaremos algo más de cinco horas a bordo de Glacier cuando el tren entre en la estación de Chur, la ciudad más antigua de los Alpes. Bajo esa premisa es de esperar que aquí encontremos un entramado de edificios antiguos, valiosos monumentos y un sinfín de rincones marcados por las huellas de todas las generaciones que pasaron por el lugar.

El tren cierra sus puertas de nuevo e inicia su marcha hacia uno de los puntos más extraordinarios de todo el recorrido. Se trata del viaducto de Landwasser, un impresionante puente de 142 metros de largo que se alza hasta los 65 metros y nos deja con la mirada puesta en el precipicio que cae bajo nuestros pies. Tras cruzar esos arcos de piedra, llegamos a Filisur, ideal para el esquí en invierno y para las excursiones en la montaña en verano.

El Glacier recorre ahora los últimos kilómetros del trayecto entre curvas imposibles, valles, viaductos y presas. Y con la misma puntualidad con la que inició su camino 8 horas atrás, después de haber cruzado 91 túneles y 291 puentes, el tren panorámico hace su última parada en la estación de Sankt Moritz. Esta comuna rebosa elegancia por todos sus costados nos ofrece un amplio abanico de actividades deportivas y una excelente escena gastronómica.

La mejor gastronomía a bordo

A pesar de las maravillas que nos rodean durante el viaje, en el interior del tren también ocurre la magia. Su diseño es sencillo pero elegante y la atención al pasajero impecable. Además, dispone de todos los servicios necesarios para hacer el trayecto lo más cómodo posible. Y es que, por ejemplo, desde su cocina salen exquisitos platos preparados al momento con ingredientes frescos que nos servirán directamente en nuestros asientos.

Mientras el paisaje alpino va cambiando a nuestro alrededor, podemos acompañar la experiencia con toda una selección de platos tradicionales. Así, tenemos la oportunidad de elegir entre las especialidades del día (CHF 34), un menú de tres platos (CHF 47) o bien pedir a la carta. Entre las elaboraciones encontramos tablas de quesos regionales, varios tipos de ensaladas muy completas, carne picada con macarrones y verduras, pollo Tikka Masala... Y, como no, los postres no pueden faltar. Tarta de fresa, pastel de albaricoque o bizcocho de chocolate son algunas de las dulces opciones.

La mejor opción para viajar: el Swiss Pass

Por supuesto, podemos abordar el Glacier Express en la estación que deseemos, subiendo y bajando en las paradas que queramos. Para ello, una buena opción es hacernos con un Swiss Pass, un billete que nos permite tener viajes ilimitados en tren, autobús e incluso barco en todo el territorio del país. También incluye otras ventajas como la entrada gratuita a más de 500 museos o descuentos de hasta el 50 % en la mayoría de las excursiones de montaña. Los precios para un adulto oscilan entre los CHF 245 por tres días (CHF 389 en primera clase) y los CHF 452 por 15 días (CHF 452 en primera clase).

Con el Swiss Pass también podremos montar en los trenes panorámicos, incluido el Glacier, aunque sí que tendremos que pagar un extra para reservar nuestro asiento. Durante la temporada de invierno (11 de diciembre a 13 de mayo) el precio es de CHF 39 para recorrer un tramo largo y CHF 29 para uno corto; mientras que en la temporada de verano (14 de mayo a 23 de octubre), la tarifa es de CHF 49 y CHF 39, respectivamente.

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