Mariana Flores Melo - El tren más empinado del mundo: 48% de pendiente en un recorrido que atraviesa la montaña
Suiza es el país de los trenes por excelencia. Estos vehículos cruzan de una punta a otra su territorio, brindándonos siempre unas maravillosas vistas desde sus ventanas. Sin embargo, hay algunos que destacan sobre el resto, como es el caso del tren cremallera del Monte Pilatus, el tren más empinado de todo el mundo.
Una camino entre bosques y acantilados
Con una pendiente del 48%, el tren del Monte Pilatus circula desde Alpnachstad, una pequeña comuna a orillas del lago Alpnacher, hasta lo alto del Pilatus, muy cerca de la ciudad de Lucerna. Es tal el grado de inclinación de algunos tramos que se debe tener extremo cuidado para no caer si nos levantamos para tomar alguna fotografía.
El camino de 4,6 kilómetros discurre por un paisaje de la más exuberante naturaleza. Bosques, prados y acantilados rocosos nos rodearán en todo momento mientras ascendemos 1.635 metros con una velocidad de entre 9 y 12 kilómetros por hora.
Las vistas más espectaculares nos esperan en la cima
En alto del Pilatus, que alcanza los 2.132 metros, se encuentra la estación de tren que nos recibe, otra estación de teleférico, un hotel y dos restaurantes. Y por supuesto, en la cima nos esperan unas vistas panorámicas espectaculares de las montañas, los valles, Lucerna y el Lago de los Cuatro Cantones. Incluso, desde allí podemos subir algunas escaleras y acceder a varios miradores de infarto como el de el de Oberhaupt o el de Essel.
Además, podemos seguir explorando la zona y hacer la ruta que nos lleva hasta el pico más alto del Pilatus, el Tomlishorn. Se trata de un camino fácil de hacer, que discurre entre la pared rocosa y el propio abismo.
El origen del tren
El tren cremallera fue inaugurado el 4 de junio de 1889, como un atractivo turístico para el país. El primer modelo que estuvo en activo funcionaba con vapor, pero con el paso del tiempo se modernizó y se pasó a la electricidad. A día de hoy, su éxito es evidente, y es que día a día cientos de visitantes suben la montaña a bordo de este empinado vehículo.
La idea de construir este tren de montaña fue del ingeniero Eduard Locher, quien fue tachado de loco por querer llevar una vía férrea hasta la cima del Pilatus. Sin embargo, concibió un sistema revolucionario que acabaría siendo muy elogiado: aunque las ruedas de un tren cremallera son verticales, Locher fabricó las de su tren en posición horizontal, y es el único del mundo que las tiene colocadas de esta manera. El objetivo del sistema es garantizar una mejor tracción y enganche a la vía dentada, algo perfecto para las pendientes pronunciadas.
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