Mariana Flores Melo - Una de las experiencias más únicas en el Valle del Loira: dormir en una abadía del siglo XII
El Valle del Loira es uno de los destinos más populares de Francia, gracias a su enorme colección de castillos y palacios, sus bucólicos campos de viñedos y su valioso patrimonio natural e histórico. Lo principal en estas tierras del este del país es hacer un recorrido por sus châteaux, degustar deliciosos vinos en una cata o incluso hacer un crucero fluvial, pero encontramos experiencias aún más mágicas y diferentes.
Si buscamos un alojamiento único, tenemos la opción de pasar la noche en una abadía del siglo XII y otra del XIII: descansar el cuerpo y la mente, dormir en un silencio sepulcral y adentrarnos en las entrañas de un edificio histórico como son la Abadía Real de Fontevraud y la de Villeneuve.
Abadía Real de Fontevraud
La Abadía Real de Fontevraud yergue imponente como centro neurálgico de la localidad del mismo nombre. Los encargados de transformar parte de este edificio del siglo XII en un magnífico hotel de 4 estrellas fueron los arquitectos y diseñadores de interiores Patrick Jouin y Sanjit Manku. El resultado fue un alojamiento único, que cuenta con un restaurante con una estrella Michelin, una estrella verde Michelin y tres toques Gault & Millau.
El hotel dispone de 54 habitaciones diseñadas y amuebladas en sintonía con el edificio histórico, siempre asegurando el máximo confort para los clientes. Estos vivirán una experiencia como ninguna otra durmiendo en la abadía, con el silencio y nueve siglos de historia como acompañantes.
Abadía de Villeneuve
Por su parte, la Abadía de Villeneuve se ubica muy cerca de la ciudad de Nantes, inmersa en un paisaje de frondosa naturaleza en el pueblo de Les Sorinières. Este monasterio cisterciense fue fundado en el siglo XIII y ahora acoge un espectacular hotel de 4 estrellas tras una intensa restauración y renovación. También dispone de un restaurante con un menú muy original y de temporada.
El alojamiento cuenta con 18 habitaciones y suites, a las que llegamos a través de una escalera monumental con una preciosa vidriera. A pesar de los trabajos de mejora, el edificio no ha perdido la esencia de antaño, ya que todavía podemos seguir disfrutando de elementos tan característicos como sus largos pasillos abovedados o los techos altos en las habitaciones.
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