Mariana Flores Melo - El fantástico Parador en un castillo medieval a medio camino entre Madrid y Valencia
En su origen, el Castillo de Alarcón tenía la función de defender las tierras conquenses donde se asienta, pero ahora se ha transformado en un idílico alojamiento. Esta construcción medieval es un increíble Parador donde relajarnos, disfrutar de los países de la Hoz del Júcar y deleitarnos con la cocina regional manchega.
Origen medieval y reforma renacentista
La fundación de Castillo de Alarcón "se atribuye al rey Alfonso VIII, según la Crónica del Rey Sabio, en el siglo XII", tal y como señalan desde Turismo de Castilla-La Mancha. Posteriormente, durante el Renacimiento, fue reformado por el Infante don Juan Manuel y el Marqués de Villena.
La fortaleza medieval presenta una estructura de planta cuadrada rodeada por un doble recinto defensivo. El elemento arquitectónico que más destaca es su alta torre del homenaje, de estilo renacentista y con almenas rematadas en punta de flecha. El castillo se une a la muralla y al resto de fortificaciones de la localidad como la base del sistema defensivo de Alarcón.
Además, como curiosidad, uno de los dueños más célebre del castillo fue Don Juan Manuel. Este señor feudal, dedicado tanto a las armas, como a la política y las letras, fue el autor del famoso libro "El Conde Lucanor".
Habitaciones cómodas y cocina tradicional
El Parador de Alarcón se ubica en el pueblo homónimo, en lo alto del Pico de los Hidalgos, con unas vistas privilegiadas de la Hoz del Júcar. Las habitaciones presumen de un bonito diseño, comodidad, auténticas paredes y techos de piedra y una decoración de estilo medieval. Además, lo que ahora son jardines y el aparcamiento, antaño fue un antiguo patio de armas.
Por otro lado, no podemos olvidar la rica cocina conquense tradicional que podemos disfrutar en el restaurante del Parador, ubicado en la zona baja del castillo. Entre las elaboraciones podremos encontrar guiso manchego, morteruelo, perdiz en escabeche, pisto y quesos de oveja, entre otras muchas cosas. Todo ello acompañado de vinos manchegos.
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