Mariana Flores Melo - 15 razones para enamorarse de Brujas

Situada en un escenario de cuento, Brujas muestra lo mejor de sí misma a través de sus canales, desde lo alto de su campanario, y por supuesto, también a pie. No importa cómo la descubras, estamos seguros de que te enamorarás de la joya de Flandes.

Brujas andando

Brujas cuenta con un pequeño casco histórico que se recorre muy fácilmente. Todo está a pocos minutos caminando, lo que es una ventaja. Esta ciudad flamenca sorprende por su enorme encanto medieval con calles empedradas y edificios del siglo XVII. Prepárate a descubrir monumentos históricos, puentes que cruzan canales y también estupendas callejuelas laberínticas por las que perderte y encontrar rincones de cuento.

Desde el campanario

¿Qué tal admirar la belleza de Brujas y de su casco histórico medieval desde el Belfort, su edificio más emblemático? A pesar de la colas de turistas que suben y bajan, merece la pena subir a lo alto de este torreón gótico y ver la Grote Markt y el resto de Brujas desde las alturas. Por cierto que el ascenso a este edificio (que está ligeramente inclinado) se realiza a pie, por una escalera de caracol muy estrecha que consta de 366 escalones.

Disfrutando desde el agua

Pero si hay una manera de empaparse de la esencia de Brujas es a través de sus canales y a bordo de un pequeño bote. Dirígete a uno de los cinco muelles que hay en la ciudad y embárcate en la ruta más romántica que te conducirá bajo puentes y a lo largo de bellas fachadas flamencas que dan forma al casco histórico.

La Grote Markt

Es el centro neurálgico de la ciudad y donde se encuentra la Torre Campanario Belfort. Pero además, la Plaza del Mercado es parte responsable de que a Brujas se le considere una de las ciudades más bonitas del mundo. Buena parte de su encanto se lo debe a los edificios históricos, antiguas casas gremiales medievales, con fachadas de colores que la rodean.

La Plaza Burg

Y justo al lado, otra de las plazas más bonitas de la ciudad y que te recomendamos visitar porque cuenta con tres imprescindibles: el Ayuntamiento de Brujas, del siglo XIV y de estilo gótico, la basílica de la Santa Sangre, que tiene como reliquia unas gotas de la sangre de Cristo, y el Palacio de Justicia, que cuenta con una fachada tan espectacular que seguro no te pasará desapercibida.

la basílica de la Santa Sangre

Cuenta con un interior impresionante, de hecho, es una de las iglesias más espectaculares de toda Europa. Construida en el siglo XII como capilla, con el tiempo fue tomando relevancia. Sobre todo, por albergar la reliquia de la sangre de Cristo, origen de su peculiar nombre.

Catedral de San Salvador

Haz una parada en la iglesia más antigua de Brujas, donde, además de ver la torre de 100 metros de altura, puedes visitar su interior. Encontrarás numerosas esculturas, pinturas y también un antiguo altar. Pero hay un elemento que, por su belleza, destaca sobre todos los demás: las vidrieras.

El Muelle del Rosario

¿Pintura o realidad? Seguro que vas a dudar. Rodeado por alguna de las casas medievales más bonitas de la ciudad, por este rincón de Brujas tienes que pasear de día, pero también verlo al anochecer. Descubrirás que Brujas es tan tranquila y mágica como te habían contado. Y presta atención a los pequeños detalles de las fachadas y de la arquitectura de las casas. Seguro que te sorprenderá ver algunas ventanas tapiadas, algo que viene de tiempos en los que se calculaban los impuestos según las ventanas que tenían las casas.

El lado más dulce

Durante el viaje toca darse un buen capricho. Tal y como sucede en toda Bélgica (y Brujas no es un excepción), aquí se encuentra uno de los mejores dulces del mundo: el chocolate. Y te aseguramos que las tiendas de este manjar son pura fantasía. Pero el placer no está solo en probarlo, te encantará también descubrir los escaparates en los que se cuida hasta el mínimo detalle, y donde todo parece estar preparado para que no pases por delante sin hacer más de una foto.

Iglesia de Nuestra Señora

En esta ciudad no ganarás para sorpresas. La estatua de mármol de Carrara de la Virgen y el Niño de Miguel Ángel, de 1504, es la joya que te espera en esta iglesia gótica del siglo XIII. Una visita que es para disfrutarla, ya que se trata de la única obra del artista renacentista que ha salido de Italia.

De puente en puente

Si algo tiene Brujas es puentes. Y es normal, ya que en esta ciudad bañada por el agua, son la única forma de cruzar sus canales. Los hay modernos (Puente Barge), centenarios (Puente del Beguinaje), misteriosos (Puente de Bonifacio) o románticos (Puente del Lago del amor). Unos muy famosos y otros olvidados, pero hay algo que todos ellos tienen en común: ninguno de ellos te dejará indiferente por el ambiente tan mágico que aportan a esta ciudad.

Museo Groeninge

Es una visita obligada en particular para los amantes del arte. El museo reúne creaciones importantes de pintores belgas que abarcan seis siglos. Podrás disfrutar de las obras de pintores flamencos como Jan Van Eyck, del neoclasicismo con Joseph Odevaere y Joseph Ducq o del expresionismo flamenco y arte moderno del siglo XX con Rene Magritte.

También te recomendamos el Museo Arentshuis, situado en una elegante mansión del siglo XVIII. Además de otras muestras, en la planta baja tienen lugar exposiciones temporales relacionadas con la colección Groeninge.

Plaza de Jan Van Eyck

Si en la Edad Media era un muelle bullicioso donde se reunían comerciantes de toda Europa, hoy es una plaza con mucho encanto, construida para homenajear a uno de los pintores belgas más famosos. Y aunque el artista flamenco no nació en Brujas, sí que tuvo aquí su taller y vivió durante años. Además de la escultura y la antigua casa de Jan Van Eyck, en esta plaza encontrarás numerosos cafés y mucho ambiente para pasar un buen rato.

Minnewaterpark o Parque del Lago del Amor

Este magnífico parque, situado al sur del centro histórico, está bordeado por los verdes Remparts y el magnífico Lago del Amor. Un oásis de tranquilidad de lo más romántico, donde no falta ni un lago con cisnes. Lo encontrarás perfecto para disfrutar de un rato de relax con los pies en la hierba.

Durante el paseo, además de jardines, también encontrarás edificios interesantes como el Castillo de la Faille, un antiguo hospital o la casa de la esclusa que se utilizaba para controlar el nivel de agua de los canales.

El Beguinario

Es uno de los lugares más curiosos de esta maravillosa ciudad. En un entorno que parece anclado en la Edad Media, este monasterio es un auténtico remanso de paz. Fue construido en el siglo XIII por Margarita de Constantinopla (Condesa de Flandes) para alojar a mujeres que habían sufrido las consecuencias de las guerras y que decidían dedicar su vida a trabajar para la comunidad, eso sí, tenían que cumplir el voto de castidad. El Beguinario de Brujas es uno de los 13 beaterios que quedan repartidos en Bélgica y tiene la mención de Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. Actualmente es el hogar de una comunidad de monjas benedictinas.

Y continuando con este particular viaje en el tiempo, puedes visitar el Museo de la Casa de las Beatas para ver cómo vivían estas beguinas y cómo era el interior de sus viviendas.

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