Mariana Flores Melo - Una ruta por la costa sur de Francia desde España: pueblos marineros, paisajes costeros y vistas al Mediterráneo

Un recorrido a través de la esencia mediterránea de sur de Francia. Una ruta por los pueblos que se asoman al mar y guardan a sus espaldas un rico patrimonio arquitectónico y cultural. No hace falta coger un avión e irse hasta la otra punta del mundo para disfrutar de un viaje único. A un paso de España nos esperan espectaculares paisajes costeros y una larga red de carreteras para rodar por ellas.

Pero entre tantas opciones, puede ser difícil elegir dónde parar. Desde la Oficina Nacional de Turismo de Francia nos recomiendan una espectacular ruta con la que no nos perderemos ningún detalle. Recorre la costa sur de una punta a otra, desde Colliure hasta Menton, pasando por localidades tan bellas como Saintes-Maries-de-la-Mer o Èze.

De Colliure a Marseillan

En Colliure el viajero camina entre balcones de flores y casas de colores, acompañado siempre del olor salino del mar. El puerto deportivo es el emblema del pueblo: por las mañanas, los pescadores arriban cargados con su captura del día, y por las tardes y noches, turistas y locales frecuentan el paseo marítimo disfrutando de las luces de la bahía y de alguna que otra pausa gastronómica.

Y como un libro de historia abierto, el pueblo nos presenta su rico patrimonio marcado por sus antiguas murallas medievales, la iglesia de Notre-Dame-des-Anges y el Castillo Real de Collioure. Pero esta es también tierra de artistas, tal y como descubriremos con una visita al Museo de Arte Moderno y a la Casa del Fauvismo.

En poco menos de dos horas llegaremos hasta Marseillan. Degustar los deliciosos sabores de la región en el Grand Marché, asomarse al antiguo puerto pesquero o pasear por la animada Avenue de la Méditerranée son solo algunas de las experiencias que nos brinda este pintoresco pueblo.

Marseillan ofrece opciones para todos los gustos. Los amantes de la historia disfrutarán visitando el castillo de Bayle y el teatro Henri Maurin. Los que prefieran naturaleza podrán relajarse en la arena blanca de Marseillan-Plage, avistar aves en la reserva de Bagnas o recorrer algunos kilómetros del Canal du Midi, una vía navegable que es Patrimonio Mundial de la Unesco.

De Saintes-Maries-de-la-Mer a Cassis

Continuamos hacia el este y una hora y media después estaremos llegando a Saintes-Maries-de-la-Mer y al encanto de la Provenza. La historia de este pueblo medieval se materializa en construcciones como su magnífica iglesia del siglo XI, mientras que su belleza se ve reflejada en algunas obras de Van Gogh, quien encontró la inspiración en este pequeño rincón del sur de Francia.

Durante los meses de verano, esta tranquila villa de casas blancas recibe a turistas de todas partes del mundo, atraídos por su ambiente animado, sus bonitas playas y los restaurantes gourmet que ofrecen todo tipo de especialidades locales como el estofado de carne de toro o las chirlas.

Sumamos otras dos horas de ruta por carretera y llegamos al Cassis, inmerso en el Parque Nacional des Calanques. Este pueblo está rodeado de un entorno natural excepcional, formado por bosques de pinos, viñedos y el propio Mediterráneo.

En la costa, ocultas entre altas paredes rocosas, se abren paso tranquilas calas (o calanques). Por otra parte, el entramado urbano lo compone una red de callejuelas y plazas bordeadas de casas de pescadores de todos los colores.

Últimas paradas en Villefranche-sur-Mer, Éze y Menton

200 kilómetros nos separan ahora de Villefranche-sur-Mer, un viaje que supone adentrarnos de lleno en la mágica Costa Azul por la Basse Corniche. A las espaldas del pueblo, se extienden altas colinas, y enfrente, el inmenso mar, una ubicación privilegiada que convirtió su puerto en uno de los más importantes de la región. Junto a él, la ciudadela del siglo XVI nos hacen viajar directamente al pasado.

En tan solo 15 minutos podemos llegar a Èze, una villa que se asoma al mar encaramada en lo alto de un acantilado. Una puerta fortificada nos dará el acceso al casco antiguo y sus típicas callejuelas y casas medievales. Pero más allá de sus edificios históricos, merece la pena visitar su Jardín Botánico, un espacio repleto de flores exóticas, esculturas de diosas, restos de un castillo y unas vistas impresionantes del mar.

El final de la ruta nos lleva a la frontera con Italia, al pintoresco pueblo de Menton. Su rico patrimonio deja a todos sus visitantes gratamente sorprendidos, con el Monasterio de l’Annonciade, la Basílica de Saint-Michel y el Palacio Carnolès como sus emblemas. Y no por nada este enclave es conocido como "la ciudad de los jardines". Estos rincones que salpican la localidad, como los jardines de Maria Serena, Val Rahmeh, Fontana Rosa, Colombières o Serre de la Madone, están repletos de palmeras, olivos centenarios y plantas mediterráneas.

Apúntate a la newsletter y recibe en tu correo las mejores propuestas para viajar por el mundo.



via Fuente

Entradas populares de este blog

Mariana Flores Melo - No te hagas fotos en el nuevo barrio de Nueva York: sus dueños tienen los derechos sobre cualquier imagen

Mariana Flores Melo - 10 balnearios al aire libre en España

Mariana Flores Melo - Los balnearios al aire libre más bonitos de España con aguas termales para mimar a tu cuerpo