Mariana Flores Melo - Àrreu, el pueblo que desapareció en Navidad hace más de 200 años
En plena comarca de Pallars de Sobirá, en la provincia catalana de Lleida, se ubica Àrreu, una localidad que a día de hoy se caracteriza por tener un único habitante. Esto fue la consecuencia del aislamiento de la villa, lo que provocó numerosas dificultades para llevar una vida normal. Sin embargo, este no es el único hecho por el que se conoce al pueblo, pues hace más de 200 años tuvo lugar un desgraciado accidente en la noche de Navidad.
Una trágica Navidad
En la noche del 25 de diciembre de 1803, el pueblo de Àrreu sufrió un horrible desastre natural. Un alud de grandes dimensiones sepultó las diez casas de esta localidad haciendo desaparecer la villa bajo la nieve. La avalancha provocó la muerte de 17 vecinos del pueblo, ya que muchos de ellos no tuvieron tiempo para reaccionar al sorprenderles mientras dormían. Esto les obligó a reconstruir la villa, pero esta vez unos 200 metros más abajo, tratando de buscar una zona más segura
La villa se sitúa bajo el barranco de Monars, en Lleida, y según un estudio publicado por la Asociación Meteorológica Española, los aludes en esta zona se repitieron en 1930, 1950 y en la década de los 70. Sin embargo, ninguna de ellos fue tan salvaje como el primero.
Hasta 30 personas
A pesar de las inclemencias metereológicas y el riesgo de desprendimiento, la villa llegó a albergar a unos 30 habitantes entre los años 1945 y 1970 dedicados especialmente a la agricultura y la ganadería. Sin embargo, no fue la naturaleza la causa de abandono del pueblo, sino su gran aislamiento.
Tanto es así que para llegar hasta la carretera más cercana, tenían que hacer un largo camino a pie, incluso tampoco había escuelas ni centros médicos. Por ello, la última familia abandonó el pueblo en el año 1981, aunque un habitante se quedó con el objetivo de que este vuelva a la vida.
Un solo vecino
En los años 90, la curiosa historia de Àrreu llamó la atención de Eloi Renau, un joven carpintero y artesano de Barcelona que tomó la decisión de volver a llevar la vida al pueblo, tal y como explicó en El Español. Uno de sus proyectos insignia es la construcción de una pista que permita subir en coche hasta la villa, pero a día de hoy todavía no se ha finalizado. A partir de 2020, Eloi se convirtió oficialmente en el único habitante del lugar, tras comprar terrenos, una casa y mudarse a allí
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