Mariana Flores Melo - Así es uno de los pueblos más bonitos de Italia

La belleza de Italia es indiscutible, y es que el país de la bota atrae a turistas de todas partes el mundo. De una punta a otra, acoge preciosas ciudades y pueblos como Tívoli, que cuenta con varias villas declaradas Patrimonio de la Humanidad, o Varenna, un espectacular destino a orillas del lago Como.

Otra opción si queremos visitar un destino rural es Brisighella, una localidad muy poco conocida pero llena de encantos en la región de Emilia-Romagna. Sus casas de colores están dominadas por tres colinas y en cada una de sus cimas se alza un impresionante monumento arquitectónico. Su rico patrimonio y su autenticidad convierten a la villa en uno de los pueblos más bonitos de Italia.

Los imprescindibles de Brisighella

El ambiente tranquilo de Brisighella envuelve a todos sus visitantes y les invita a pasear por sus calles en total calma. Lo primero que nos llamará la atención será la Rocca Manfrediana. Se trata de un castillo que data del 1310 y cuenta con tres torres cilíndricas; además, es uno de los ejemplos de fortaleza militar mejor conservada de toda la zona.

En una segunda cumbre se encuentra la Torre del Reloj, que mantiene un equilibrio perfecto al borde de un acantilado. Esta se construyó en 1290, aunque tuvo que reconstruirse varias veces a lo largo de los años, de modo que su aspecto actual corresponde a 1850. Finalmente, en la tercera colina se sitúa el Santuario de la Virgen del Monticino. El templo religioso, rodeado de cipreses, fue construido en 1758, y cuenta con bonitos frescos, un altar mayor con un revestimiento de mármol y capiteles jónicos, y una espléndida fachada.

Casas de colores y catas de vino

Bajando su centro histórico, Brisighella nos sorprende con sus cuidadas calles y edificios. Caminando entre las casas de colores, podremos visitar lugares tan interesantes como la Iglesia de los Santos Michele y Giovanni Battista, la iglesia y convento de Santa María de los Ángeles y el Palazzo Maghinardo, donde se ubica el ayuntamiento y el centro de información turística.

Una de las calles más bonitas es la Via degli Asini, una calle llena de pórticos con un pasadizo cubierto que fue construido en el siglo XII. Y al terminar con el paseo, podemos dejarnos empapar con la tradición vinícola de la zona y hacer alguna cata de vino en los viñedos locales.

Un balneario histórico de aguas termales

Por otro lado, no podemos perdernos su balenario, con aguas termales que proceden de dos manantiales diferentes, uno rico en cloruro de sodio y yoduro y otro sulfuroso. Los beneficios de estas aguas se conocen desde antaño, y a día de hoy siguen utilizándose para tratar diversas afecciones, sobre todo en los oídos, nariz, laringe y faringe, así como trastornos óseos y articulares y afecciones metabólicas y de la piel.

Este centro termal histórico abrió en el siglo XIX, con una magnífica piscina al aire libre que aún se conserva en la actualidad. Además, los clientes pueden disfrutar de tratamientos como baños de barro, masajes, acuaterapia, aromaterapia, baños de hidromasajes...

Cómo llegar a Brisighella

En trayecto entre Bolonia y Brisighella es de 1 hora por la E45, y desde Florencia es de 2 horas y 15 minutos por la SR 302 Brisighellese-Ravennate.

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