Mariana Flores Melo - Siete playas españolas perfectas para desconectar en Semana Santa

EL COFETE (Fuerteventura)

No resulta sencillo llegar hasta la playa virgen más espectacular de las islas Canarias, sinónimo total de libertad. En Morro Jable comienza el camino que nos llevará, a través de carreteras sin asfaltar, por el Parque Natural de Jandía durante casi una hora para llegar hasta nuestro destino. Las montañas a un lado y el furioso Atlántico al otro serán nuestros compañeros de viaje. Al final, la recompensa más increíble: una playa de finísima arena que, gracias a su aislamiento y su longitud -¡12 kilómetros!- nunca está concurrida. Solo un pero: situada a barlovento, las corrientes aquí pueden ser peligrosas. visitfuerteventura.es

PLAYA LARGA, CALBLANQUE (Murcia)

Se llama Larga, pero bien podría llamarse dorada. Porque ese es el intenso y brillante color de este largo arenal, especialmente ancho, que forma parte del Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, que se extiende por el extremo oriental del litoral murciano, entre el Cabo de Palos y Portmán. Un precioso paisaje repleto de pinares, calas, dunas fósiles y acantilados, que podemos recorrer a través de un sinfín de itinerarios senderistas de los que nos informarán en el Centro de Visitantes Las Cobaticas. Solo unas rocas separan la Playa Larga de la de Negrete. murciaturistica.es

CUESTA MANELI (Huelva)

Para pisar la arena blanca de esta extensa playa, enclavada en el Parque Nacional de Doñana, entre las localidades de Mazagón y Matalascañas, hay que atravesar primero una pasarela de madera, que durante kilómetro y medio nos permite disfrutar del entorno que la rodea. Hay pinos, plantas aromáticas, dunas… El camino concluye en un pequeño mirador al borde del acantilado del Asperillo, declarado Monumento Natural, desde el cual podemos ver ya muy cerca la meta. Tiene zonas familiares y rincones donde practicar nudismo. Lo mejor aquí es pasear por la orilla y sentir el agua fresquita mojándonos los pies. turismohuelva.org

EL CAÑUELO (Cádiz)

No es tan famosa como otras muchas que la rodean, pero ofrece algo que, a veces, las demás añoran: un poco de calma. Está situada en el Parque Natural del Estrecho, pero cuesta llegar hasta ella. Dos opciones: ir andando desde la playa de los Alemanes hasta el faro de Punta Camarinal, una torre de vigilancia del siglo XVI, y de aquí a la playa (un kilómetro más), o desde Bolonia, cogiendo la carretera que sube a la sierra de la Plata y bordea las ruinas de Baelo Claudia. No hay edificios a la vista, pero sí pinos y enebros y ochocientos metros de arena dorada para pasear. cadizturismo.com

ES PORTITXOL (Ibiza)

A seis kilómetros se encuentra el pueblo más cercano, Sant Miquel de Balansant, en el municipio de San Juan, alejado del bullicio habitual de la isla, un buen presagio. Para llegar hasta esta pequeñísima playa, aislada de todo, hay que seguir primero la carretera que va hacia Sant Mateu y dejar el coche después en la urbanización Isla Blanca. Se comunica con el resto del mundo a través de un sendero que se hace estrecho al acercarnos al acceso final, rodeado por acantilados y un denso pinar. Aguas cristalinas y una exuberante naturaleza proporcionan la paz en un lugar frecuentado por los pescadores de sus casetas. ibiza.travel

PLAYA DE LA ARNÍA (Cantabria)

Acantilados, islotes, ensenadas, arcos, dunas, flechas litorales y estuarios forman el sobrecogedor paisaje del Parque Geológico de Costa Quebrada, ubicado entre la bahía de Santander y Puerto Calderón, junto a Santillana del Mar. Comprende ocho municipios, entre ellos Piélagos, al que pertenece la playa de La Arnía, cuya fina arena solo pisaremos después de bajar una cuesta. El amanecer nos regala una estampa única cuando el sol comienza a bañar los Urros de Liencres, los poderosos islotes que emergen en el agua como parte de un gran decorado. Muy cerca está la playa virgen de los Covachos. turismodecantabria.com

PLAYA DE BARAYO (Asturias)

La costa asturiana es sinónimo de aguas bravas y playas abiertas, con muchas corrientes. Para solo escuchar los rumores del Cantábrico se puede disfrutar de enclaves de la costa como el de la Reserva Natural de Barayo, que da nombre a la playa donde desemboca el río del mismo nombre, que separa a los Concejos de Navia y Valdés, en el occidente asturiano. Una trilogía natural donde la corriente fluvial y la erosión han formado un sistema de dunas y marismas que cercan una playa salvaje a la que se puede acceder mediante una pista forestal o descendiendo unas escaleras enclavadas en un bonito acantilado. turismoasturias.es

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