Mariana Flores Melo - Así es el pueblo medieval donde nació Félix Rodríguez de la Fuente y fundó la “pandilla dios me libre”

Uno de los pueblos con más encanto de la provincia de Burgos está de celebración. Coincidiendo con el 95 aniversario del nacimiento de Félix Rodríguez de la Fuente, su vecino más célebre, Poza de la Sal reivindica la tierra que le vio nacer con una serie de actividades en torno a su figura. En el Ayuntamiento se muestra una exposición sobre su infancia, han organizado rutas, conferencias, debates y teatro, todo en torno a nuestro primer naturalista y ecologista.

Poza de la Sal reivindica la tierra que vio nacer al naturalista con una serie de actividades en torno a su figura

A la par, don Adolfo Ruiz, director de los Archivos Españoles de Cetrería y miembro de la Junta Directiva de Falconry Heritage Trust, junto a Benigno Varillas, escritor y biógrafo de Rodríguez de la Fuente, han querido homenajear a Antonio Sanjuanes, amigo y colaborador de Félix. Varillas, en palabras para 20minutos, asegura que el impulsor del homenaje a don Antonio es Adolfo Ruíz: “Nada mejor que participar juntos en una charla sobre el simbolismo que la cetrería tuvo para Rodríguez de la Fuente, una comunión espiritual con la vida salvaje que bien supo transmitir con su legado, pero la idea fue de Adolfo”. Antonio Sanjuanes ha sido nombrado Cetrero Mayor del Reino y ha declarado a 20minutos que se siente “muy feliz y emocionado hasta las lágrimas por este reconocimiento”, a la vez de tener solo buenos recuerdos de su amigo Félix.

Andanzas de niños

Terminada la Guerra Civil, Poza de la Sal era un pequeño gran pueblo de 1.500 habitantes cuya próspera economía procedía de lo más profundo de la tierra, la sal. Los niños jugaban al aire libre y ayudaban en las salinas, pero había una cuadrilla que destacaba por sus peculiares andanzas. “Se les conocía como ‘la pandilla dios me libre’. Eran terribles, les veían y todos se apartaban”, bromea Benigno Varillas. “Sanjuanes era el más pequeño, pero en la juventud fue quien más le trató“, cuenta el biógrafo de Félix a 20minutos. Poli, Antonio y Félix solo querían subir hasta la cueva de la Verana para avistar aves a las que inventaban nombres. La pasión por la naturaleza, la flora, la fauna y la cetrería se forjaba a golpe de pierna, risas y trastadas de niños.

“A Félix y sus amigos se les conocía como ‘la pandilla dios me libre’. Eran terribles, les veían y todos se apartaban”, bromea Benigno Varillas

Félix y los halcones

La cuadrilla fue creciendo y la juventud les impulsó al entrenamiento de halcones para cazar. Luego llegó el sueño de crear un Centro Nacional de Cetrería en Briviesca. Recordando aquel año, Antonio asegura: “En Briviesca no estuvo nadie con Félix nada más que yo y los halcones, que no me vengan con cuentos”. Antonio y Félix trabajaron en aquel empeño durante más de un año y pudieron perfeccionarse en el mundo de la cetrería. “A punto estuvimos de organizar un espectáculo de halcones para Franco”, confiesa Antonio a 20minutos. Todo se truncó cuando Jaime de Foxá invitó a Félix a exponer en la Casa de Campo de Madrid, donde una nueva vida le esperaba.

“En Briviesca no estuvo nadie con Félix nada más que yo y los halcones, que no me vengan con cuentos”, afirma Antonio Sanjuanes

Félix cumplió su sueño y cautivó a toda una generación con su programa “El Hombre y la Tierra”. Antonio Sanjuanes estuvo a punto de cambiar de rumbo cuando su amigo Félix le animó a trabajar como cetrero del Aeropuerto de Barajas, pero Poza de la Sal, su novia y aquel entorno único pudieron más que todo el dinero del mundo, y aquí se quedó como ganadero, formando una preciosa familia de cuatro hijos.

Pueblo ligado a la sal

La historia de Poza de la Sal va ligada a la de sus salinas. La explotación de la sal fue clave para su desarrollo histórico y económico a lo largo de los siglos. En la villa salinera coexisten la poza prehistórica, romana y medieval y la moderna. Durante siglos aquí convivieron salineros, campesinos, arrieros, pastores, artesanos, hidalgos, clérigos y artistas que dotaron a la villa de un colosal legado histórico-artístico. En busca de la sal, el oro blanco, estuvieron los autrigones, los romanos y los visigodos. Quizá ahora nos extrañe, pero en la antigüedad la sal no se extraía del mar sino de las profundidades de la tierra.

La sal era codiciada hasta tal punto, que servía como forma de pago, de ahí el origen del término salario

Fueron los ingeniosos romanos quienes idearon un eficaz sistema de túneles comunicantes a través de los cuales introducían agua que se mezclaba con la sal acumulada en el interior de la montaña y al salir rellenaban las pozas construidas para tal menester. A partir de ahí la evaporación funcionaba como en cualquier otra salina del mundo. La sal era considerada un bien de lujo, extremadamente caro. Servía como suplemento alimenticio, pero aún más importante era su poder conservador de alimentos y el mejor método para curtir cuero. Fue codiciada hasta tal punto, que servía como forma de pago (de ahí el término salario), y aún en nuestros días conservamos la costumbre de no dar el salero de mano en mano sino posándolo en la mesa para no derramar ni un grano de sal.

Castillo y muralla

En la Edad Media las salinas eran codiciadas por nobles y clérigos. Poza se repobló en varias ocasiones para mantener la producción y en siglo XII se protegió el pueblo con una gran muralla y se construyó un castillo fortaleza. El rey Alfonso VIII de Castilla, conocido como el de las Navas (derrotó a los musulmanes en la Batalla de las Navas de Tolosa), regaló el pueblo a su esposa, Leonor de Inglaterra. A finales del siglo XIII, Fernando IV de Castilla, bajo la regencia de su madre, María de Molina, convierte Poza en señorío para otorgarlo a Juan Rodríguez de Rojas.

También los Reyes Católicos favorecieron la distribución de la sal, mejorando el transporte y la seguridad en los caminos, y Carlos I creó para Juan de Rojas el Marquesado de Poza. Felipe II decretó el estancamiento o expropiación de la sal en beneficio de la corona y mandó construir el primer almacén del Salero; a cambio, se ocupó de la seguridad de sus habitantes. La bonanza económica se traduce en cultura, se crea una escuela para los niños y hubo hasta una Cátedra de Latinidad.

Un pueblo rico

En tiempos de Carlos III se llegaron a extraer de Poza siete millones de kilos de sal al año y fue cuando se construyeron los almacenes de sal. Carlos IV también impulsó la ampliación de las salinas y se construyeron más pozos, cañas y almacenes. En definitiva, era Poza de la Sal un pueblo rico, próspero y anhelado por todos. A partir del siglo XIX fue poco a poco perdiendo importancia y las salinas se cerraron definitivamente en los años 70, pero han sido declaradas Bien de Interés Cultural y Sitio Histórico y en el Centro de Interpretación se explica su historia y las técnicas romanas de extracción.

En tiempos de Carlos III se llegaron a extraer de Poza siete millones de kilos de sal al año

Las salinas de Poza se originaron hace 200 millones de años, durante el Cretácico, cuando el gran meteorito que acabó con los dinosaurios, Pangea comenzó a separarse y el mar inundó gran parte del planeta. Fue entonces cuando se formó el Diapiro de Poza con materiales mesozoicos y el enclave quedó bendecido y embellecido por dentro y por fuera. Es Poza de la Sal un encantador pueblo amurallado, de estructura medieval, cuya original característica radica en sus edificios verticales, dado que era muy peligroso vivir extramuros; la riqueza atrae a ladrones y maleantes y las familias debían ampliar sus viviendas agregando pisos.

Joya arquitectónica

Las diferentes formas de construcción de cada etapa hacen que las casas de Poza sean un perfecto estudio de la historia arquitectónica castellana. Desde las calzadas romanas hasta las fuentes y lavaderos del siglo XIX, Poza atesora blasones, mucha historia y una joya, la Iglesia de San Cosme y San Damián, cuya construcción empezó en el siglo XIII, pero en los siglos sucesivos fue incorporando elementos góticos y barrocos, y es Monumento Histórico Artístico. Cuna e infancia de Félix Rodríguez de la Fuente, Poza de la Sal, balcón a la Bureba, celebra la vida de hombres entregados a la tierra y a la naturaleza.

Apúntate a nuestra Newsletter de Viajes y recibe en tu correo las mejores propuestas para viajar por el mundo



via Fuente

Entradas populares de este blog

Mariana Flores Melo - No te hagas fotos en el nuevo barrio de Nueva York: sus dueños tienen los derechos sobre cualquier imagen

Mariana Flores Melo - 10 balnearios al aire libre en España

Mariana Flores Melo - Los balnearios al aire libre más bonitos de España con aguas termales para mimar a tu cuerpo