Mariana Flores Melo - La misteriosa isla que se utilizó como lugar de aislamiento de enfermos y que hoy es uno de los tesoros de Cantabria

En plena bahía de Santander, encontramos una curiosa isla de tan solo 187 metros, pero que esconde una curiosa historia detrás. Conocida como la isla de Pedrosa, esta pequeña masa de tierra, ubicada en la localidad de Pontejos y en la boca de la ría de San Salvador, funcionó como un hospital, lo que le ha llevado a ser objeto de leyendas y misterios.

Un hospital para tuberculosos

En Pedrosa no todo es lo que parece, ya que, aunque fue una isla en su momento, ahora se encuentra conectada a tierra firme por uno de sus extremos, por lo que realmente es una península. Pero lo más curioso de este enclave es la historia que lleva a sus espaldas, y es que en la “isla” se ubicó un centro de aislamiento para mantener en cuarentena a los marineros que llegaban en barcos donde se había producido una muerte durante el trayecto o que procedían de países con enfermedades endémicas. "Durante el momento álgido, las camas para afectados llegaron a ser 600", explican desde Turismo de Cantabria.

En España, durante los primeros años del siglo XX, se vivía con gran preocupación por las enfermedades tuberculosas, de modo que se aprovechó el antiguo lazareto de la isla de Pedrosa para reconvertirlo en un sanatorio para tratar a los afectados.

Con el paso de los años, se fueron construyendo nuevos pabellones, creando un complejo sanitario modélico y muy avanzado para su época. Asimismo, fueron llegando importantes figuras médicas que incorporaron nuevos tratamientos al sanatorio, como la cirugía de huesos o los tratamientos para las lesiones osteoarticulares y las secuelas de la tuberculosis y la poliomielitis.

El hospital siguió funcionando hasta 1988, cuando cerró definitivamente sus puertas. En la actualidad, apenas queda nada del importante centro médico que fue en su día, ya que solo cuenta con una unidad para de rehabilitación de jóvenes drogodependientes.

Naturaleza y misterio

A día de hoy, la península se presenta como un bonito parque arbolado en el cual podemos visitar los antiguos pabellones hospitalarios, una iglesia y un teatro modernista en ruinas. Su abundante vegetación, rodeada de las aguas de la bahía de Santander, convierten a Pedrosa en un lugar perfecto para rodearse de naturaleza y de un ambiente tranquilo.

Además, los edificios abandonados atraen a muchos curiosos que quieren adentrarse de lleno en la historia de la isla. E incluso se acercan al lugar aficionados de lo esotérico en busca de actividad paranormal, alimentando el clima de misterio que suscita Pedrosa.

Tal y como cuentan desde Turismo de Cantabria, los rumores de fenómenos paranormales se acentuaron cuando un equipo de investigadores en este campo aseguró que "vieron bajar por unas escaleras a unos niños acompañados por una enfermera". Tiempo después, "otro grupo de investigación vieron destellos, oyeron golpes y grabaron psicofonías de distinta índole".

Cómo llegar a la isla de Pedrosa

La isla de Pedrosa se encuentra a tan solo 15 minutos del centro de Santander por la S-10, y se puede acceder a ella por un puente que atraviesa las marismas.

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