Mariana Flores Melo - Del Camino Celta al Shikoku Henro: rutas por el mundo para descubrirse a uno mismo más allá del Camino de Santiago

Las numerosas rutas del Camino de Santiago permiten conocer España viviendo una experiencia muy personal. Pero más allá de nuestras fronteras, hay también otros destinos en los que el viaje se convierte en un reto personal: Japón, Perú o la lejana Nepal cuentan con senderos que pasan por lugares místicos y atraviesan paisajes con energías muy especiales. Y así, conectando con la naturaleza o simplemente desconectando de todo, vivirás la aventura de conocer mundo, pero de otra manera.

El Camino Celta (Inglaterra)

No solo Galicia es tierra de meigas y leyendas, realizar el Camino Celta es también emprender un viaje a través de la magia y las tradiciones artúricas. Hoy en día, esta bonita zona del Suroeste de Inglaterra se ha convertido en un lugar de peregrinación para muchas personas que buscan la espiritualidad y también la conexión con las energías telúricas. En este recorrido, de menos de 100 kilómetros, que va desde el pueblo de Glastonbury (donde está enterrado el rey Arturo y dicen que se oculta el Santo Grial) a Stonehenge (el punto más misterioso de toda Inglaterra), te encontrarás con lugares místicos impregnados de niebla, enclaves prehistóricos, romanos y cristianos, y tampoco echarás en falta los verdes paisajes de la campiña inglesa.

El Camino Inca (Perú)

Es una de las rutas más atractivas del mundo y una de las más altas. Discurre a través de montañas y atraviesa recintos arqueológicos como Llactapata, Runkurakay, Sayacmarca, Phuyupatamarca y Wiñaywayna, para finalizar en Machu Picchu, entrando por el Intipunku (la Puerta del Sol). El Camino Inca Clásico o tradicional tiene 40 kilómetros de distancia y se puede realizar en unas cuatro jornadas de caminata. Aunque también hay una versión corta del Camino Inca que tiene una duración de un par de días.

La kora del monte Kailash (Tíbet, China)

Es uno de los peregrinajes más especiales del mundo. El camino a la montaña más sagrada de Asia tiene un recorrido circular de 52 kilómetros alrededor de la montaña atravesando valles desérticos, estrechos senderos y puentes de madera. Ir a pie hasta el monte Kailash (que es un centro espiritual para millones de personas) es una experiencia inolvidable. Y no solo por las condiciones de una ruta que está marcada por la altura, también porque el recorrido es de una belleza tan impactante como espectacular. Durante todo el trayecto sentirás que el ambiente está cargado de magia y energía.

Es necesario un permiso oficial del gobierno chino, tanto para visitar Tíbet como para adentrarte en la región del Kailash. Tampoco se puede hacer por libre, por lo que es necesario contratar un viaje organizado.

Ruta por el desierto de Gobi (Mongolia)

Si hay un destino que es perfecto para encontrarse con uno mismo, ese es el desierto. En este místico lugar, el viajero puede enfrentarse a la soledad más profunda pero también vivir una auténtico reto. Situado entre China y Mongolia, y apartado de cualquier civilización, el desierto de Gobi es uno de los mejores lugares del planeta para meditar y recargar las pilas. Desde luego, no es uno de los destinos más fáciles, pero sí de los más inolvidables.

Primero hay que llegar hasta la ciudad de Dalanzadgad, que se encuentra a 585 kilómetros al sur de Ulán Bator, la capital de Mongolia. Y una vez que te encuentres a las puertas de desierto, podrás adentrarte en dunas que son un verdadero desafío, como las de Khongor, de unos 800 metros de altura, o disfrutar de la maravillosa hospitalidad de la población mongola nómada.

Camino de Shikoku Henro (Japón)

Japón es un destino que toca el corazón de cualquier viajero. Con una larga tradición espiritual, el país nipón cuenta con una red de senderos de peregrinación que atrae a miles de turistas cada año. Una de las más antiguas y populares es la que se conoce como Camino de Shikoku. Se trata de un recorrido circular de 1200 kilómetros que lleva por 88 templos y 20 lugares sagrados relacionados con el monje budista Kukai (o Kobo Daishi).

Durante el trayecto no solo se puede descubrir el maravilloso entorno natural de Shikoku, también te encontrarás con poblaciones locales sorprendentes que están apartadas de los típicos circuitos turísticos. Y aunque antiguamente los peregrinos de Shikoku hacían todo el recorrido a pie, si tu no eres muy de andar, puedes emprender esta búsqueda interior que conduce por diferentes templos sagrados, en bicicleta, coche o autobús.

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