Mariana Flores Melo - Alsacia: el destino perfecto para vivir un auténtico cuento de Navidad en Francia

La Navidad es para muchos la época más mágica del año. Las calles se inundan de un espíritu festivo acompañado de preciosas decoraciones, árboles, mercadillos, atracciones... Y aunque el ambiente de estas fechas se esparce por muchos rincones del mundo, hay un lugar donde la Navidad se vive más intensamente. Hablamos de Alsacia, una preciosa región histórica del noroeste de Francia que se extiende a lo largo del valle del río Rin.

En Alsacia se vive un ambiente único durante la Navidad, cuando podemos disfrutar de la región de una forma totalmente diferente. A la belleza de sus pueblos se suman las luces de colores, los postres navideños, las artesanías y las muchas actividades para grandes y pequeños. En definitiva, es un destino ideal para visitar durante el mes de diciembre.

La Navidad más auténtica

Toda visita a Alsacia debería empezar por Estrasburgo, “la auténtica capital de la Navidad”, señalan desde la Oficina de Turismo, pero hay muchas maneras de vivir estas fechas en la región. Puede ser que busquemos algo tradicional, un viaje familiar a los orígenes de la Navidad. Para ello nada mejor que la localidad de Altkirch, donde nos esperan “escenarios mágicos y un bosque encantado habitado por personajes emblemáticos de los cuentos alsacianos ”, detallan.

Otra opción es visitar Mulhouse, una combinación perfecta entre patrimonio artístico y creatividad. Su mercadillo navideño está diseñado como “un resplandeciente escenario de magia”, a lo que se suma una tradición excepcional, la creación de una gran tela con un patrón único que utiliza para cubrir las fachadas de la ciudad.

Por otra parte, en Turckheim pasaremos la Navidad acompañados de unos duendes que cada año “construyen un fantástico pueblo de originales casitas en la plaza del Ayuntamiento”, explican. Allí también se coloca un “pozo de los deseos” para que los niños compartan sus sueños.

La magia de la historia

También hay una forma de unir Navidad e historia. Esto lo demuestra con creces la localidad de Ribeauvillé: el olor a jabalí asado impregna el ambiente, parejas con trajes de época bailan por las calles, los mercadillos venden todo tipo de artesanías, tragafuegos y acróbatas corretean entre los visitantes... En definitiva, el lugar ideal para vivir “una Navidad medieval única y festiva”, señalan.

Tampoco podemos perdernos los tradicionales abetos de Sélestat, mencionados por primera vez en 1521, cuando ya se usaban para decorar las calles de la localidad para estas fechas. En honor a esa larga historia, Sélestat “organiza un desfile de árboles de Navidad, así como una exposición de ejemplares decorados por diseñadores y artistas”, detallan. A ello se suma el mercadillo navideño y las decoraciones con bolas de cristal.

Y si queremos retroceder aún más en el tiempo, nuestro destino es Rosheim, “una parada obligada de la Ruta del Románico de Alsacia”, detallan. Aquí su rico patrimonio ha sido testigo de largos años de historia, que durante estas fechas vive en simbiosis con las casetas navideñas y su olor a canela. Igualmente, muchos actos festivos tienen lugar su monasterio del siglo XV, donde las monjas elaboran todo tipo de adornos y artesanías.

Unas fiestas originales

Más allá de las celebraciones típicas, una Navidad diferente también es posible en Alsacia. Por ejemplo, en Soufflenheim podremos vivir un auténtico festival de la cerámica antigua durante las fiestas de Santa Lucía. “Desde la Edad de Bronce, se extrae arcilla en Soufflenheim y la trabajan los alfareros y ceramistas de la ciudad”, cuentan. De este modo, durante las navidades, los visitantes podrán deleitarse con esas piezas ancestrales adornando cada callejón de la localidad.

También podemos adentrarnos en un auténtico castillo para vivir todo tipo de celebraciones relacionadas con la historia y la Navidad. Se trata del castillo de Lichtenberg y sus nueve siglos de existencia. Allí podremos aprender sobre los condes de Lichtenberg y participar en las actividades organizadas cada sábado por la tarde durante el periodo de Adviento. A ello se suman “decoraciones festivas que la fortaleza mezcla con sus leyendas alsacianas”, añaden.

Incluso, aunque parezca imposible, también podemos celebrar las fiestas bajo tierra en esta región francesa, en una auténtica mina. Esta curiosa actividad nos la ofrecen en el Val d’Argent, donde “un Hombrecito de las Minas cuenta sus historias de gnomos a la luz de las llamas”, explican.

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