Mariana Flores Melo - La ciudad de Italia construida sobre acantilados que tiene una de las playas más bonitas del mundo
El apodo de ‘la perla del Adriático italiana’ se queda corto ante la belleza de Polignano a Mare. Esta impresionante ciudad se asoma al mar desde el borde de unos escarpados acantilados. En su casco antiguo, destacan los cuidados edificios históricos, mientras que en su costa nos topamos con pequeñas playas recogidas entre las altas paredes de piedra caliza.
Un cuidado casco antiguo
Encontramos la espectacular Polignano a Mare en la provncia de Bari, en la costa adriática de Italia. Con el paso del tiempo, la localidad evolucionó de un tranquilo pueblo de pescadores y agricultores a un popular destino vacacional. Y es que los atractivos de la ciudad son muchos, desde un núcleo histórico encaramado en un promontorio rocoso hasta los bellos paisajes de calas y playas escondidas.
Al adentrarnos en sus calles también lo haremos en sus más de 2.000 años de historia. Podemos empezar el recorrido atravesando el arco Marchesale, que data del siglo XVI, para después perdernos por sus estrechas callejuelas, visitar iglesias como la de Santa María de la Asunción y descansar en tranquilos restaurantes y cafeterías acompañados por unas maravillosas vistas del mar.
La increíble Lama Monachile
Sin duda, uno de los principales atractivos de la ciudad son sus playas. Y entre todas ellas, la de Lama Monachile es la que se lleva la palma. Este arenal, considerado uno de los más bonitos de todo el mundo, está enclavado entre dos altos acantilados a pocos metros del casco antiguo y espera a los visitantes con sus aguas turquesas y un idílico paisaje donde las casas que lo rodean parecen estar incrustadas en las paredes rocosas.
Se trata de un enclave muy popular en la zona, de modo que el grado de ocupación suele ser siempre alto. Entre sus visitantes, una de las actividades favoritas es saltar hacia el mar desde los acantilados, de hecho, aquí se celebra cada año una competición internacional de esta disciplina deportiva.
Aunque si preferimos un plan más tranquilo, también es una buena opción dar un paseo en barco para explorar las cuevas y grutas secretas que abundan en el lugar. La más grande de todas es la Grotta Palazzese, en cuyo interior encontraremos nada más y nada menos que un restaurante y, por supuesto, una panorámica excepcional del entorno.
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