Mariana Flores Melo - Por tierras de Guadalajara: seis cosas que ver en Molina de Aragón

Es una de las capitales españolas del frío. Un clásico del invierno es escuchar que Molina de Aragón ha dado la mínima. Esta localidad del nordeste de Guadalajara es conocida por ello, pero debería serlo más por los tesoros que guarda entre sus murallas (literalmente).

Capital del antiguo Señorío de Molina, esta villa de Castilla-La Mancha conserva su trazado urbano. Tanto es así que su casco histórico está declarado Bien de Interés Cultural. De entre todo lo que ofrece Molina de Aragón hay seis cosas que no te puedes perder.

Conocida como “El Cinto”, se construyó en el siglo XIII y rodeaba toda la villa. Tenía 4 accesos: la puerta del Campo, la de La Traición, la Torre del Reloj (todavía en uso) y el puente levadizo. Aún hoy siguen siendo unas imponentes murallas. Actualmente se pueden ver restos en el Barrio Judío y junto al Puente Romano.

Es el más grande de los que quedan actualmente en Guadalajara. Asentado en la falda del monte que se eleva por encima de Molina de Aragón y el valle del río Gallo, también se le dice fortaleza de Molina de los Caballeros. Posee una muralla exterior, con numerosas torres de defensa, que rodea el perímetro y que protege la fortaleza propiamente dicha. El castillo interior llegó a tener ocho torres, de las que se conservan restos de dos y otras cuatro en buen estado. Se encuentra en estado de ruina consolidada, y es posible su visita previa solicitud.

Molina de Aragón conserva su trazado urbano y barrios medievales encerrados por unas imponentes murallas. Dentro de su casco histórico se diferencian claramente su judería y su morería, y bien merecen una visita.

Le dicen también puente románico o puente romano (aunque es un puente medieval). Cruza el río Gallo y fue construido entre los siglos XII y XIII, época de la repoblación del burgo. Une el arrabal de San Francisco, donde se encuentra el Monasterio de San Francisco, con el casco histórico. Desde el puente comienza un paseo junto al río que lleva a la judería y la morería de la localidad. Está construido con sillares de piedra arenisca rojiza usadas en el pretil y los tajamanes.

Fue fundado a finales del siglo XIII y en la actualidad el edificio es ocupado por una Residencia de la Tercera Edad, más otra pequeña parte que aloja el Museo Comarcal de Molina de Aragón. La iglesia del monasterio fue edificada en estilo gótico, pero posteriormente fue reedificada entre los siglos XVI y XVIII, coincidiendo con la época de mayor esplendor de la ciudad.

Molina de Aragón se encuentra muy cerca de este espacio natural, que es la red de cañones y hoces continua más extensa de Castilla–La Mancha. Es una de las cumbres de la biodiversidad de esta comunidad. Tiene especies mediterráneas de media y alta montaña, en óptimo estado de conservación. El parque cuenta con cinco enclaves singulares: el nacimiento del Río Cuervo, las lagunas de Taravilla y Valtablado y las salinas de Armallá y Saélices.

Otros edificios destacables de Molina de Aragón son las iglesias de San Martín, románica (siglos XII-XIII); de Santa María la Mayor de San Gil (siglos XV-XVII); la conventual de San Francisco (siglo XVIII), construida sobre la antigua iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, con torre renacentista (siglo XVIII) y fachada neoclásica (1816); el convento de Santa Clara, románico-gótico (1284); y numerosos palacios señoriales de los siglos XVI-XVIII.



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