Mariana Flores Melo - De Sigüenza a Brihuega, algunos de los pueblos con más encanto en Guadalajara
A tan solo 55 kilómetros de Madrid, si conducimos por la A-2, llegamos a una de las provincias más especiales de la península. Guadalajara se ubica en un lugar privilegiado, sobre un cerro situado en la orilla izquierda del fértil valle que conforma el río Henares. Una situación que le ha conferido el valor estratégico que siempre ha tenido desde la antigüedad.
Pero la provincia de Guadalajara además de contar con atractivos parajes paisajísticos también ofrece fascinantes pueblos con encanto que no puedes dejar de visitar. Toma nota de estos maravillosos municipios y enamórate.
Visitar Sigüenza es visitar la historia en cada uno de los pliegues del tiempo. Tras los vestigios de antiguos pobladores: celtíberos, romanos, visigodos y árabes se impone una Sigüenza medieval que secuestra la mirada ya en la primera vista general. Este pueblo desprende historia en cada plaza y calle de la localidad. Algunos de los lugares más destacados son el castillo y la catedral.
Situada al nordeste de la provincia, es una ciudad con una gran riqueza monumental. Su camino por la Edad Media domina la vista general que derrama sobre la colina la muralla y se funde con el castillo del año 1129. Posee una muralla exterior, con numerosas torres de defensa, que rodea el perímetro y protege la fortaleza.
Se sitúa en el valle de río Tajuña y está arropada por la barranquera que lleva al río. Sus monumentos religiosos nos adentran en los detalles del románico tardío y las distinciones del gótico a través de: Santa María de la Peña, San Miguel o San Felipe. Otra de las citas que no puedes perderte es el Festival de la Lavanda, donde los campos de la comarca se visten de morado e impregnan el aire con el aroma de Lavanda.
Junto al Tajo y al pie de altos murallones rocosos que conforman las orillas del río desde varios kilómetros aguas arriba, Trillo resulta uno de los lugares más pintorescos de la provincia. De su patrimonio monumental resalta la Iglesia Parroquial de Santa María de la Estrella, del siglo XVI. Por otro lado, uno de los parajes más espectaculares lo conforma la desembocadura del río Cifuentes, gracias a sus cascadas y abundante vegetación.
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