Mariana Flores Melo - La ciudad española que tiene la plaza más pequeña de Europa
¿Se imaginan una plaza de tan solo 24 metros cuadrados? Si fuera posible sería, quizá, propia de un pequeño pueblo español, sin embargo, esta se encuentra localizada en la ciudad catalana de Girona. Parece mentira que en una ciudad grande, de más de 100 mil habitantes, se puede localizar la plaza más pequeña de Europa, y tal vez del mundo entero.
Se trata de la plaza dels Raïms, ubicada en pleno corazón del Barri Vell, a unos pocos metros de la famosa rambla. Es un lugar que se puede visitar y al que acuden numerosos curiosos para ver con sus propios ojos si existe.
La plaza dels Raïms
El nombre de la plaza tiene su origen en que, antiguamente, en ese pequeño rincón existía un mercado de uvas. Anteriormente, la plaza era conocida como plaza de la Palla, porque se vendía y compraba paja. A día de hoy es un lugar al que se puede acceder por un pasillo de tan solo un metro de ancho.
En cuando a su fisonomía, la plaza ocupa un espacio irregular de no más de 5 o 6 metros de ancho. Se encuentra totalmente rodeada por edificios altos, que provocan una notable falta de luz solar. Esto da lugar a una de las instantáneas más populares de Girona, la del cielo a través de los edificios en la plaza.
Por otro lado, en 2017 fue el escenario de los Marrecs de Salt, una colla castellera que levantó un castell en 2017. Además, también tuvo lugar el Temps de Flors, una representación en los balcones y fachadas de los pisos de alrededor.
¿Cómo se llega?
Para todo aquel conocedor de Girona, descubrir este pintoresco rincón no debe ser nada difícil. Sin embargo, para llegar desde la plaza de Catalunya, hay que pasar por la Rambla de la Llibertat, cruzando toda la calle de l’Argenteria. Al llegar al final de la calle de l’Argenteria habrá que girar a mano derecha por la calle de la Cort Reial.
Siguiendo recto, se llega a la plaza de les Voltes d'en Rosés, y una vez allí, solo hay que fijarse en una de las esquinas, y pasar por debajo de una bóveda estrecha donde, por un callejón de unos pocos metros, acabas desembocando en la plaza más pequeña de Europa.
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