Mariana Flores Melo - El parque con los árboles más antiguos: pinos con más de 3.000 años de vida
Pocos lugares hay en el mundo tan espectaculares y extraordinarios como el Parque Nacional de la Gran Cuenca. Este espacio protegido del estado de Nevada, en Estados Unidos, tiene el privilegio de albergar nada más y nada menos que los árboles más antiguos de todo el planeta Tierra, tal y como cuentan desde National Geographic. Y como se podría esperar, adentrarnos en este lugar tan mágico es todo un espectáculo para los sentidos.
Árboles resistentes a vientos, glaciaciones y volcanes
En total, el Parque Nacional de la Gran Cuenca comprende alrededor de 90 valles repletos de ríos, lagos, cuevas de piedra caliza y pasajes subterráneos. Se extiende principalmente en el territorio de Nevada, pero también ocupa importantes porciones en los estados de Oregón y Utah, llegando incluso hasta California, Idaho y Wyoming.
Su punto más alto, el pico Wheeler, domina el parque a casi 4.000 metros de altura. Y sobre una de sus laderas, encontramos el secreto mejor guardado del parque: los árboles más antiguos del mundo. Concretamente se trata de pinos Bristlecone, unas especies de crecimiento lento que llevan habitando estas tierras desde hace más de 3.000 años.
Estos árboles son capaces de aguantar duras condiciones como las que se dan en este parque, desde fuertes vientos, nevadas y lluvias hasta glaciaciones, incluso erupciones volcánicas. Y entre todos los ejemplares, hay uno que destaca sobre el resto. Bautizado como Prometeo, es el espécimen más antiguo, con casi 5.000 años de vida.
Cuevas, lagos y un cielo estrellado
Otro de los atractivos del lugar son las cuevas de Lehman, unos pasajes subterráneos con más de dos kilómetros de recorrido. En su interior nos maravillaremos con un mundo de estalactitas y estalagmitas combinadas con relucientes cristales. Y por otro lado, sobre la superficie, completan el paisaje los preciosos lagos de aguas limpias y cristalinas.
Además, cuando cae la noche, la belleza del lugar se desplaza al cielo. La oscuridad y la poca contaminación lumínica de la zona, nombrada como Parque Internacional de Cielo Oscuro, nos regala una vista sobrecogedora de la Vía Láctea.
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