Mariana Flores Melo - Pueblos remotos y playas vírgenes del Alentejo, la última costa salvaje de Europa

El litoral del Alentejo es sinónimo de tranquilidad, desconexión y naturaleza pura. Esta región portuguesa se extiende al sur del país entre el río Tajo y el Algarve, y entre sus encantos nos sorprende con idílicos pueblos y maravillosos arenales prácticamente vírgenes. Y es que se trata de la última costa salvaje de toda Europa.

Sus extensas playas son el sueño de cualquier amante del sol y la arena, y la variedad es tanta, que hay opciones para todos los gustos: “accesibles, familiares, naturistas y surfistas”, detallan a 20minutos desde la Oficina de Turismo del Alentejo.

Por ejemplo, entre las playas familiares nos recomiendan la de Zambujeira do Mar, la praia de Melides y la de Santo André. Pero si buscamos un lugar donde hacer nudismo, las mejores opciones son las praias do Malhão y dos Alteirinhos. Por su parte, los amantes del surf encontrarán su paraíso en la praia da Aberta Nova, São Torpes, Morgavel y das Furnas. Sin olvidar que muchísimas de ellas cuentan con Bandera Azul debido a su “calidad, seguridad, infraestructuras y su concienciación medioambiental”, señalan.

De esta manera, recorremos el Alentejo a través de sus encantadoras villas y nos adentramos en la naturaleza que las rodea.

Sines

La península de Sines es el punto más occidental de toda la región del Alentejo. En estas tierras que se adentran en el mar se extiende una localidad con el mismo nombre, una población portuaria conocida por ser el lugar de nacimiento del explorador Vasco da Gama, comandante de los primeros barcos que partieron desde Europa hasta la India.

Sus kilómetros de costa están salpicados de bellas playas donde evadirnos del mundo y rodearnos de paz. Entre ellas la praia de São Torpes es un verdadero paraíso para los amantes del surf y el body board, una enorme extensión de arena gruesa y fuerte oleaje. Junto a ella, la praia de Morgavel escapa a las aglomeraciones gracias al enorme espacio que ofrece, rodeado de dunas cubiertas de vegetación y bañadas por aguas limpias y cristalinas.

Vila Nova de Milfontes

Casas encaladas, solitarias playas y una gastronomía marinera. Con estos elementos tan irresistibles nos espera el pueblo de Vila Nova de Milfontes. Esta villa fue levantada en la desembocadura del río Mira, lo que nos brinda un entorno natural mágico donde desconectar de todo.

Al caminar por las calles empedradas de su cuidado casco urbano de fachadas blancas, nos toparemos con interesantes edificios como el Forte de São Clemente, construido en 1602 para defender la población de los ataques de los piratas. Y es que la ubicación del pueblo los convirtió en un enclave muy deseado. Por allí pasaron desde los fenicios, griegos y romanos, hasta los cartagineses, comandados por el propio Aníbal.

En la actualidad, lo que nos brinda esa situación geográfica es una combinación de playas de aguas saladas y dulces. Por ejemplo, la playa fluvial de Franquia se enclava dentro del propio río, mientras que si seguimos hacia el Atlántico, nos topamos con la praia do Farol, justo al final del estuario. En la otra orilla se extiende la praia das Furnas, que nos regala una de las mejores vistas del pueblo. Y por último, algo más alejada la praia do Malhão, mucho más salvaje y aislada.

Vila Nova de Santo André

Las tierras de la localidad de Vila Nova de Santo André están bañadas tanto por el mar como por las aguas de la laguna más grande del Alentejo. Este ecosistema forma la Reserva Natural das Lagoas de Santo André e da Sancha, una zona protegida de un inmenso valor medioambiental. Además de observar las aves que habitan el lugar, como la focha, el pato colorado, la garza o el carricero, las rutas de senderismo o la práctica de piragüismo o windsurf son las actividades más comunes.

Y tras el cordón de dunas que separa las lagunas del océano, nos encontramos con la espectacular praia de Santo André. Un amplio arenal que se abre paso entre las agitadas mareas del Atlántico y las aguas tranquilas del lago.

Melides

Los vestigios de los siglos de historia con los que cuenta Melides a sus espaldas están aún presentes en el patrimonio cultural del pueblo. El monumento megalítico de Pedra Branca es su rasgo más característico, una evidencia de que esta zona estuvo habitada desde el Neolítico.

Pero más allá de su pasado, su presente está marcado por la generosa naturaleza que rodea la villa. En su costa, la praia de Melides está acompañada por enormes formaciones dunares cubiertas de flora endémica y acantilados de arenisca. Y entre el arenal y el pueblo, un lago atraviesa estas tierras lleno de arrozales y pequeños islotes con abundante vida animal.

Al continuar hacia el norte, otra playa nos ofrece un plan de pura adrenalina. Los acantilados de la praia da Aberta Nova son utilizados frecuentemente para la práctica de ala delta: la oportunidad perfecta para apreciar esta costa salvaje a vista de pájaro.

Zambujeira do Mar

Un pueblo de ambiente relajado, escarpados acantilados y casas blancas de tejados rojos. Así se presenta la idílica villa de Zambujeira do Mar, un auténtico mirador sobre el vasto océano Atlántico. Su situación geográfica no podría ser más privilegiada, y es que está inmerso en el Parque natural del Sudoeste Alentejano y Costa Vicentina.

Además de pasear por sus calmadas calles, el principal atractivo son sus playas de aspecto totalmente salvaje. Entre ellas encontramos la propia praia de Zambujeira do Mar, un lugar de naturaleza pura rodeado de altas paredes rocosas. Además, sus condiciones la hacen el lugar perfecto para practicar deportes acuáticos como el surf. Por otro lado, muy cerca de la población, nos topamos con la praia dos Alteirinhos, conocida por la práctica de naturismo.

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