Mariana Flores Melo - Descubrir los secretos del aceite entre olivares con el enoturismo

España es la tierra de los olivos, con más de 340 millones de estas especies y el bosque humanizado más grande de la Tierra. Esta dedicación posiciona al país a la cabeza de la producción mundial de aceite de oliva, un tesoro que es parte de nuestra identidad y que se puede experimentar de primera mano con experiencias como el oleoturismo.

Pero vayamos al principio de la historia: fenicios y griegos introdujeron el olivo en la Península Ibérica, cuyo cultivo expandieron los romanos, quienes mejoraron las técnicas de producción de aceite.

Más tarde, su comercio impulsó la economía mediterránea, siendo un producto muy codiciado por su gran calidad. Por entonces, se empleaba con fines religiosos, medicinales y, cómo no, nutritivos.

A día de hoy, en España se cultivan más de 200 variedades de aceituna en una distribución que copa Andalucía (80 %), seguida de Castilla la Mancha (8%), Extremadura (5%), Cataluña (3%) y expandida en el resto del país (4%).

La pandemia de la COVID-19 ha restringido los viajes al extranjero y ha colocado al territorio nacional como el principal destino de vacaciones. Esta es la oportunidad perfecta para reconectar con nuestra tierra, su cocina y sus productos insignia, entre los que reina el aceite de oliva.

El oleoturismo nació como respuesta a una demanda de turistas nacionales e internacionales de conocer más a fondo el ingrediente estrella de la dieta mediterránea. Este tipo de turismo es una experiencia única con la que el público se acerca a los diferentes procesos de producción del aceite, en una excursión divulgativa y deliciosa.

Con su propia marca, Oleotur Jaén, la provincia andaluza es la reina del oleoturismo; cuenta con una guía de almazaras, restaurantes, cortijos, spas, museos, alojamientos y rutas recomendadas. De hecho, su conocido Mar de Olivos, que ocupa 1,5 millones de hectáreas y que incluye más de 300 poblaciones, es candidato a la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.

Por eso, no es de extrañar que Andalucía sea la comunidad autónoma donde más experiencias oleoturísticas se pueden encontrar, junto con algunas otras zonas de la costa mediterránea.

Todas estas actividades tienen varias cosas en común. Primero, los participantes conocen la historia del aceite de oliva, sus curiosidades y aplicaciones. Después, pueden dar un paseo por los olivos, donde conocen las almazaras –molinos especiales donde se fabrica el producto– y, después, se recomiendan restaurantes donde degustar el aceite que se fabrique en la zona.

Algunas rutas finalizan con una cata de las variedades de aceite de oliva y ofrecen tratamientos de belleza con este producto como base.



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