Mariana Flores Melo - ¿Qué hago en vacaciones si a mi pareja no le gusta viajar? Cómo plantearse un viaje individual y no morir en el intento

Tras un largo periodo de confinamiento y con una no menos larga desescalada recién superada, las cifras no dejan lugar a dudas: el mundo entero quiere viajar y España, por cierto, es uno de los destinos favoritos. Datos hechos públicos por la plataforma online Travelgate a principios de junio situaba a nuestro país a la cabeza del ranking de reservas mundiales de hoteles y apartamentos.

Pero, ¿qué ocurre cuando tenemos pareja y a ésta no le gusta viajar o bien por alguna circunstancia laboral o personal no podemos hacer compatible unas vacaciones juntos? ¿Es una idea completamente descabellada intentar compaginar una relación con el deseo de seguir conociendo lugares? En absoluto. Ni eres un bicho raro ni estás solo en el universo. Según una encuesta publicada el pasado año por Musement, plataforma de reserva de actividades en destino, el 53,6% de los españoles reconoce que le gusta ir de vacaciones sin su pareja. Y no solo eso, según el mismo estudio el 50,3% de los consultados afirma que cuando están en una relación les parece bien que su pareja se vaya de viaje sin ellos.

Por su parte, la plataforma de viajes Yporquénosolo, fundada en 2003 y pionera en España en ofrecer viajes individuales, estima que el número de parejas que viajan por separado ha aumentado en un 500% en los últimos años, lo que demuestra que tanto la sociedad en general como los hábitos de ocio de las parejas en particular han evolucionado y mucho. La agencia Viajarsolo.com, por ejemplo, calcula que el 30% de sus reservas las realizan clientes que tienen pareja.

Viajar de forma individual ya no es solo una cuestión de ‘singles’ o para gente que busca la posibilidad de abrirse a una nueva relación sino que cada vez son más las parejas satisfechas que se abren a la posibilidad de hacer un viaje por separado. ¿Las razones? De lo más diversas.

Por un lado, por motivos prácticos. Por ejemplo, en cuatro de cada diez matrimonios en España los dos cónyuges trabajan fuera de casa y, en muchas ocasiones, las vacaciones de ambos no coinciden. Además están los que al tener hijos o familiares a su cargo, optan por hacer turnos para poder hacerse cargo de ellos. Cuadrar fechas puede convertirse en un auténtico quebradero de cabeza y pasar las vacaciones en el lugar de residencia por no dejar ‘solo’ a la media naranja provoca que se terminen desperdiciando esos días sin viajar con el consiguiente sentimiento de culpa.

Luego pueden existir, por supuesto, preferencias diferentes a la hora de viajar o bien que a alguna de las dos partes no les guste hacerlo. Que a uno le gusten los viajes de aventura o aquellos en los que pueda practicar algún deporte o actividad extrema como paracaidismo o parapente. Viajar por separado puede ser la solución idónea para que uno pueda disfrutar al máximo y no renunciar a su pasión mientras el otro no tiene que sufrirla en silencio o por obligación.

Y por último, hay quienes creen que hacer algún viaje por separado de vez en cuando puede servir de inyección a la relación: fomentando las ganas de volver a verse tras ese lapsus vacacional, contándose las vivencias que se han experimentado en solitario, saliendo de las rutinas que habitualmente se comparten y fortaleciendo la confianza.

¿Cómo debería consensuarse esta opción de viaje para que ambas partes se sientan satisfechas y tranquilas? Estas son algunas sugerencias que pueden ayudar a que todo funcione:

- Es importante que la comunicación en la pareja sea fluida y que los dos miembros estén de acuerdo y convencidos del plan. No se trata de resignarse para que quién se va pueda disfrutar unos días o de sentir que quien se queda va a estar sufriendo o aburriéndose como una ostra. Es importante que ambas partes encuentren motivos para vivir la experiencia de forma igualitaria, ya sea viajando o quedándose en el lugar de residencia.

- Otro punto importante puede ser el de elegir para disfrutar en solitario un destino que la otra mitad de la pareja no tenga demasiado interés por conocer o un estilo de viaje que a priori no le resulte apetecible ni vaya con sus aficiones: por ejemplo, irse de acampada si el otro es más de hotel o hacer senderismo o una ruta en bicicleta si la pareja suele decantarse por vacaciones de sol y playa. Es la oportunidad de pensar única y exclusivamente en ese viaje que nos apetece personalmente.

- También se debe establecer la forma de comunicación que se mantendrá durante el periodo que ambos estarán separados. Llegar a un acuerdo sobre cómo será (llamadas, mensajes, emails...) y con qué frecuencia para que ambas partes se sientan confiados y tranquilos. Respetar este acuerdo será fundamental.

- Por supuesto, los celos son otro factor muy importante a tener en cuenta antes de hacer un viaje en solitario. Otra vez la comunicación previa entre ambas partes sentará las bases del acuerdo. Muchas veces, realizar un viaje organizado por una agencia y no por cuenta propia, o en el que te acompañan amigos o familiares puede aportar un plus de confianza ante ese periodo separados.

De hecho, según Musement cuando no se realiza un viaje con la pareja el 48% de los encuestados prefiere hacerlo con amigos, el 19% con algún miembro de la familia y un 20% de manera totalmente independiente para poder elegir el destino en base a sus intereses y para poder organizarse el tiempo como mejor le convenga.



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