Mariana Flores Melo - Portugal se abre en julio: diez playas del Algarve para perderse

El Rey y el presidente de Portugal reabrirán oficialmente la frontera luso-española el próximo 1 de julio. Se reabrirá así una frontera que limita con Castilla y León, Galicia, Extremadura y Andalucía, la más extensa de Europa y que permanece cerrada desde el 17 de marzo ante la expansión del coronavirus.

Ocurre, sin embargo, que los temidos rebrotes de la Covid-19 amenazan con llevarse por delante los avances logrados. Y eso también pasa en Portugal. Esta semana, el Gobierno luso se ha visto obligado a decretar de nuevo prohibiciones en Lisboa por un aumento exponencial de los casos.

Por eso, puestos a viajar a Portugal a partir de julio lo vamos a hacer buscando lugares menos frecuentados, con playas apartadas y menos accesibles. Estamos hablando del Algarve, elegido en más de una ocasión uno de los mejores destinos de Europa para los amantes del sol y el mar.

Los argumentos son muchos: 200 kilómetros de costa, más de 115 preciosas playas, la calidad de sus aguas y sus arenales, la belleza de la costa y un perenne cielo azul. Y un poco más adentro, sus pueblos blancos, su gastronomía mediterránea y el afable carácter portugués.

Ya es mucho, Pero es que, además, la nueva normalidad pone en valor un atractivo del Algarve quizá no tan conocido por muchos: su abundancia en playas tranquilas. Un sueño hecho realidad ahora que la distancia social se ha convertido en una necesidad. Hablamos, en concreto, de la Costa Vicentina, la costa oeste del Algarve. Es la menos frecuentada por el turismo, por tratarse de playas apartadas y menos accesibles.

En el municipio de Aljezur son varios los enclaves poco frecuentados, donde es fácil disfrutar de apacibles días de playa. Es el caso de Praia de Carreagem, una playa muy tranquila y casi siempre desierta. En gran parte debido a su acceso, a través de caminos de roca (lo que descarta ir con niños).

También, Praia Vale de Figueira, con un arenal amplio y tranquilo. Para acceder hay que bajar por un valle cuyas laderas están densamente pobladas de brezales, madroños y jaras. La Praia de Bordeira suele estar bastante tranquila, con un arenal muy amplio que se extiende a lo largo de tres valles. La playa es preciosa, con su paisaje variado, sus dunas y una laguna ocasional en la Ribeira de Bordeira, donde, con suerte, veremos nutrias.

Más hacia el sur, en la zona de Sagres, está Praia da Barriga, escondida en el tramo final de un valle largo y muy verde. Es una playa tranquila, con bonitos rincones originados por el recorte de inmensos acantilados negros. Durante la bajamar, se puede alcanzar caminando la Praia do Castelejo, algo más frecuentada si no masificada, sobre todo por surfers.

Hacia el otro extremo de la costa algarvía, entre Faro y los aledaños de la frontera onubense, existen varias localizaciones muy sugerentes: las llamadas Ilhas del Algarve. Esos pequeños y particulares paraísos que regala Ría Formosa en su fusión con el mar, creando unas lenguas de arena blanca rodeadas de aguas espléndidamente turquesas y cristalinas. Recuerda que son sólo accesible por barco.

Ilha Barreta (Isla Desierta), hace todo el honor a su nombre. Accesible sólo en barco desde Faro, una vez en la playa, el fin del arenal no se alcanza con la vista: son cerca de 10 kilómetros de silencio y sosiego, tanto en la playa marítima como en la de la ría. Estamos en un área completamente deshabitada de Ría Formosa.

Desde el puerto de Olhão se puede acceder a la Ilha de Armona y a su playa del mismo nombre, en el extremo occidental de la isla. Caminando por Praia da Armona se puede acceder a Praia da Fuseta, en el extremo este de la isla. Después de 45 minutos caminando hacia oriente se puede llegar al arenal desierto e intacto de la bocana de Fuseta, así como a sus innumerables piscinas arenosas naturales.

La siguiente isla es Ilha de Tavira, con su enorme extensión de arena fina y blanca. A la Praia do Barril se accede caminando o en tren desde Tavira. El arenal es inmenso y caminando hacia el extremo oeste de la isla se llega a la Praia do Homem Nu, una playa desierta y salvaje, nudista, con unas magníficas vistas sobre la bocana de Fuseta y la isla de Armona.

Hacia el este de Ilha de Tavira surge la Ilha de Cabanas, una extensa lengua de arena blanca. La playa está ubicada frente a la población de Cabanas, de origen pesquero; aún hoy se pueden ver los barcos de pesca artesanal anclados en la ría así como las casas de las artes de la pesca. Los paseos por la playa apetecen y mucho y caminando sólo un poco es posible disfrutar de soledad.

Siguiendo los caminos laberínticos de Ría Formosa, ya en sus límites, llegamos a la Praia de Cacela Velha, otro paraíso de arena blanca bañada por aguas turquesas. Hasta ella se puede llegar a pie, (a través de la Praia de Manta Rota) o en barco. Al pasar el brazo de la ría, con sus viveros de ostras y almejas, el visitante se encuentra con una fina lengua de arena desierta y salvaje.



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