Mariana Flores Melo - Un hotel en Costa Rica invita a los viajeros a alcanzar la paz rodeados de perezosos
El turismo en Costa Rica es uno de los principales sectores económicos y de más rápido crecimiento. El país parece estar sabiendo hacer bien las cosas. Turismo sí, pero sostenible. Costa Rica demuestra que es posible una industria turística que apueste por el respeto de su patrimonio natural.
De ese modo mantiene viva su condición de paraíso terrenal. Es posible y es rentable. Un ejemplo es la historia de un hotel de lujo y los perezosos. No, no se refiere a sus trabajadores; acaso a sus huéspedes, pero tampoco. En esta ocasión los perezosos son el animal así llamado.
Este encantador animal -que no tiene nada que ver con los primates, sino con los osos hormigueros y hasta con los armadillos- es el mamífero más lento del mundo. De ahí su nombre. Pasan hasta el 90% de su vida cabeza abajo, colgados de los árboles de sus patas traseras.
En Costa Rica es posible verlos en parques y reservas naturales, pero también mientras se disfruta en un hotel. Un santuario para los perezosos abrió sus puertas en 2017 en el Parque Nacional Volcán Arenal.
Son el Nayara Springs y su hermano el Nayara Resort. En ellos, los huéspedes pueden estar atentos a los perezosos que descansan, nunca mejor dicho, en los 300 árboles Cecropia de la propiedad (es uno de sus árboles favoritos). Los árboles se plantaron precisamente para disfrute de estos mamíferos.
El programa de sostenibilidad iniciado hace tres años ha sido todo un éxito. Los árboles han crecido y con ellos la colonia de perezosos. En la apertura, eran solo dos, pero hoy ya son 15.
Alojarse en uno de los lujosos Nayara procura experiencias únicas. Paz, tranquilidad, buen clima, estupenda comida, algo de yoga... y, de repente, entre los árboles asoma, lentamente por supuesto, un perezoso. Lo suyo sí es meditación.
No son los únicos animales de esta fauna privada. En estos resorts también podemos encontrar gran variedad de especies de aves, así como ranas, iguanas verdes y tayasuidos o pecaríes (un mamífero parecido a un cerdo).
Claro que una experiencia tan singular tiene su precio, su alto precio. Pasar una noche en las villas de madera de Nayara Springs y Nayara Resort, con sus 5 estrellas, cuesta unos 350 euros por noche.
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