Mariana Flores Melo - No tienen ni luz ni agua, pero alojarse en estas chozas cuesta más que un hotel de 5 estrellas

Mar o montaña, urbano o rural, sencillo o detallista… Y, sobre todo, barato o caro. Tradicionalmente, los destinos y alojamientos vacacionales se han diferenciado según parámetros prácticamente antónimos entre sí. Sin embargo, la línea que los separa es cada vez más difusa, haciendo que las características de unos y otros se combinen con mucha frecuencia.

Un ejemplo claro es el de los clásicos campings que en general suelen ser naturales y económicos, pero incómodos y con escasos servicios. Frente a estos, tenemos al hotel tradicional, con más atenciones y comodidades, pero un precio elevado y sin la ‘inmersión’ natural que muchos buscan.

Así, en los últimos años ha surgido el llamado ‘glamping’ -concepto que proviene de la unión de glamour y camping-, una alternativa que cuenta cada vez con más adeptos. Sea en cabañas, burbujas u otras variantes, estos alojamientos ofrecen las comodidades de un hotel de calidad junto a la experiencia de un camping. Eso sí, para disfrutar de un 'glamping' habrá que rascarse el bolsillo, pues a pesar de contar con ciertas limitaciones, en muchos casos los precios son similares a los de un hotel de lujo.

Con tan solo realizar una búsqueda rápida en los comparadores online es fácil encontrar hoteles cinco estrellas en los que el precio por habitación doble, en ciertas fechas, ronda los 100 o 120 euros por noche. Precios similares (o mayores) puede llegar a costar alojarse en uno de estos ‘glampings’.

Una tienda de campaña ubicada en Alhaurín el Grande (Málaga). Como ellos mismos dicen, la idea es “disfrutar lo mejor de un camping sin sacrificar los pequeños placeres de la vida”. Las tiendas tienen 5 metros de diámetro y están equipadas cama, toallas e incluso wifi. Eso sí, no nos libraremos del todo de los inconvenientes de un camping, pues los baños son compartidos.

60 kilómetros al norte de París, alojarse en Coucoo Cabanes significa dormir rodeado de lagos (o incluso en medio de uno de ellos). Con diferentes cabañas en pleno bosque o en lo alto de un árbol, la opción más llamativa es la cabaña flotante, 100% ecológica. Para esta última alternativa, el precio no baja de los 255 euros y, al no contar con agua corriente para hacer sus necesidades los huéspedes disponen únicamente de un baño seco en el que el serrín hace de cisterna.

Latinoamérica y, en especial, Colombia, es la gran ‘meca’ del glamping, pues esta opción se utiliza para casi cualquier plan, desde viajes con amigos hasta lunas de miel. En Yuva buscan un “proyecto desarrollado con especial cuidado de lo natural”. Pese a estar prácticamente en medio de la selva, los clientes cuentan con baño privado, agua caliente e incluso nevera y jacuzzi propios. En contraposición, y aunque ellos mismos señalan que su servicio es de un “rango 5 estrellas”, la presión del agua es muy escasa y la electricidad no siempre está garantizada.

¿Dormir en plenos Alpes rodeado por la nieve? Pagando entre 274 y 900 euros, es posible. Whitepod es un concepto de alojamiento en ‘pods’, iglúes adaptados en los que una chimenea combate el frío del exterior. Igualmente, tanto el transporte como el gasto de agua y electricidad son limitados y están controlados por el personal.



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