Mariana Flores Melo - Guía de viaje para una ruta en coche por Toledo

Al pensar en Toledo, la capital le hace sombra a la provincia. El patrimonio histórico-artístico y su cercanía a Madrid, hacen de la otrora imperial Toledo, un gran destino turístico de interior.

Pero la provincia toledana tiene también muchos elementos de interés. Aunque sólo fuera por seguir los pasos de Cervantes; los del Lazarillo; o los de los reyes visigodos. Y también, además de por molinos, plazas y castillos, por su patrimonio natural. Vamos en coche a por todo ello.

Bañada por el río Tajo, empapada de El Greco, Cervantes o Garcilaso, Toledo es la de las Tres Culturas. La cristiana, la judía y la musulmana han sabido dejar aquí lo mejor de sí mismas. Así, historia, arte, patrimonio, cultura, gastronomía y artesanía se mezclan en Toledo.

Su catedral es un majestuoso edificio construido entre 1227 y 1493 sobre una mezquita que, a su vez, ocupaba el lugar de un templo atribuido a Recaredo. Está repleta de tesoros. Aquí, en distintos frescos, encontramos a huella del Greco, Luca Giordano, Van Eyck, Tiziano, Veláquez y Goya. Y sus más de 750 vidrieras.

Tras los pasos del Greco, paramos en la iglesia de Santo Tomé. Aquí está El entierro del señor de Orgaz. Buscamos también el Museo del Greco, que muestra las obras del Greco y de otros artistas.

Podemos seguir por la Sinagoga de Samuel Leví o del Tránsito es la sede del Museo Sefardí de Toledo. Impresiona la sala de oración. Habrá quien prefiera el Alcázar. La fortaleza romana, visigoda, árabe y cristiana que Carlos I y Felipe II transformaron en palacio renacentista, alberga hoy el Museo del Ejército.

Nos vamos de Toledo, pero antes una última mirada. La Ronda del Valle ofrece las mejores vistas. Dicen que la mejor panorámica de Toledo es la que se tiene desde la balconada-mirador de la ermita de la Virgen del Valle.

Por la N-401 dejando atrás la capital de la provincia, llegamos a Orgaz. Esta localidad muestra un gran legado histórico, declarado Conjunto Histórico. También aquí hay que ver su Plaza Mayor, con balconadas de madera. Es la entrada a la Iglesia de Santo Tomás de Apóstol. Podemos seguir por el Castillo de los Condes, del siglo XIV y muy bien conservado. Justo al lado, en Arisgotas, la huella visigoda, de cuya cultura da testimonio restos visigodos y el Museo de Arte Visigodo.

Si cogemos la CM-410, cruzando la comarca de La Mancha, podemos acabar en Tembleque. En esta localidad encontramos nuestros primeros molinos, además de ermitas. Hay que ver la Casa de las Torres o la Casa de Postas y, ante todo, su Plaza Mayor. Es del siglo XVII, con columnas de granito y sus balconadas de madera, que tanto recuerdan a los antiguos corrales de comedia (como Almagro).

Si por algo es famoso este pueblo es por ser la cuna de Dulcinea. Cervantes puso a esta localidad en el mapa. Hay que ver la casa de Dulcinea, el Museo cervantino y del Humor Gráfico, la Iglesia de San Antonio Abad y el Convento de las Clarisas.

Dejamos atrás El Toboso para llegar a Consuegra. Pero antes, la naturaleza. En los humedales manchegos toledanos podemos descubrir una gran diversidad de aves acuáticas. Un ejemplo, muy cerca de El Toboso, es la Reserva ornitológica de Miguel Esteban.

Ya en Consuegra, nos topamos con los molinos de viento contra los que se lanzó presto el bueno de Don Quijote. Desde la Autovía de los Viñedos vemos la fortaleza que perfila el Cerro Calderico. Aquí habitan los molinos. En Consuegra hay que ver también su castillo.

Hemos mencionado antes los humedales toledanos, pero para explosión de naturaleza, el Parque Nacional de Cabañeros. Se ubica entre las provincias de Toledo y Ciudad Real y se extiende a lo largo de más de 40.000 hectáreas de gran riqueza de fauna y flora. Es uno de los espacios protegidos de mayor relevancia en la península.



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