Mariana Flores Melo - Una ola, una montaña, una cueva y otros tesoros del País Vasco francés para descubrir en otoño

EFE

  • La Belharra, la única ola gigante de Europa, aparece en Urrugne cada año pero sólo en otoño y en invierno.
  • El casco histórico de San Juan de Luz es un laberinto de callejuelas.
  • Una bonita excursión, en tren cremallera hasta el pico de Larrún.

La Belharra, la única ola gigante de Europa

El otoño también es buen momento para visitar el País Vasco francés (Pays Basque) y descubrir este territorio histórico y fronterizo con España. Esta comunidad integrada dentro del departamento de los Pirineos Atlánticos, en la región de Nueva Aquitania, desciende hasta el mar desde los Pirineos. Pese a contar con innumerables atractivos, es bastante desconocida.

Con unos 50 Kilómetros de costa, desde Hendaya hasta Bayona, es un lugar privilegiado para la práctica del surf. En otoño y en invierno, en Urrugne aparece cada año la única ola gigante de toda Europa: la Belharra (en referencia al arrecife que permite su creación).

Gracias a determinadas condiciones climáticas, un fuerte oleaje impacta contra un peñasco submarino el cual permite la aparición de una monumental ola de entre 10 y 15 metros de altura. Esta ola es surfeada por diversos profesionales cada año, siempre acompañados por un sistema marítimo de seguridad formado por motos de agua.

Uno de los rincones mágicos de la zona es Hendaya, lugar privilegiado por tener la playa más larga de la costa vasca francesa, además de un castillo neogótico sobre un acantilado diseñado por el arquitecto Viollet-Le-Duc, y por el ser uno de los centros de talasoterapia en Francia.

Hendaya posee una playa de arena fina de 3 kilómetros de longitud, considerada como una de las mejores playas de Francia. Ubicada en una extensa bahía, este manto de arena de suave marea es la indicada para los principiantes y amateurs del surf. De hecho, existe un gran número de escuelas especializadas que ofrecen, desde clases particulares hasta todo el material necesario, según las capacidades y motivaciones personales.

El otro tesoro costero del País Vasco francés es San Juan de Luz, localidad variopinta con un casco histórico que es un laberinto de callejuelas, y que cuenta con un pintoresco puerto pesquero y la iglesia de San Juan Bautista, donde el rey francés Luis XIV contrajo matrimonio con la infanta de España, Teresa de Austria.

Además de a través de su historia, San Juan de Luz se puede disfrutar con largos paseos por el litoral y el jardín botánico, o por medio de su destacable arquitectura, cuyos orígenes se remontan hasta el siglo XVII, además de sus brillantes y tradicionales instalaciones portuarias.

Una montaña con tren y una cueva

El pico de Larrún forma parte de las montañas más celebres de todo el País Vasco francés. Desde San Juan de Luz-Hendaya un tren cremallera lleva hasta la cima y permite disfrutar de la inolvidable vista panorámica. También existe la posibilidad de subir a la cumbre andando (dos horas y media de caminata aproximadamente) apreciando en el paisaje la costa vasca, los Pirineos y el valle del río Bidasoa.

Con sus 905 metros, Larrún es el último pico antes de llegar al litoral atlántico. Desde la construcción del tren, en 1924, el acceso a su cima se halla a tan solo 35 minutos del centro de la localidad, atravesando una naturaleza salvaje habitada por ovejas y pottokas, característicos caballos de pequeña envergadura que viven en el macizo en total libertad.

Las cuevas de Sara son consideradas uno de los patrimonios naturales más importantes de todo el País Vasco. La visita guiada y organizada, de una hora de recorrido, permite conocer distintos aspectos de esta cavidad natural: su fascinante geología atípica, su ocupación temporal durante la prehistoria, los rasgos que nos hacen comprender mejor los orígenes del pueblo vasco, su mitología, su lengua y sus paisajes.



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