Mariana Flores Melo - Diez lugares para visitar a menos de una hora de San Sebastián

San Sebastián es la capital turística del País Vasco. Con razón. Es una de las ciudades más bellas de España, que atrae cada año a miles de visitantes. Todos quieren conocer sus playas, su entorno montañoso, su calles llenas de historia y, por supuesto, la gastronomía, la de sus pintxos y la otra.

La capital de Guipuzcoa, tradicional lugar de veraneo, se extiende por una bahía entre los montes Urgull e Igeldo. Un ensanche señorial, una intensa vida cultural y la Concha. Es el paradigma de playa urbana y el símbolo de San Sebastián, su más famosa postal. Pero está también la playa de Ondarreta, en la misma bahía. Frente al arenal se encuentra la Isla de Santa Clara.

Si ya hemos visto y recorrido Donosti toca seguir con la provincia y también, por qué no, con las más cercanas localidades del País Vasco francés. Estos son 10 lugares para visitar a menos de una hora de San Sebastián.

Aúna una espléndida playa con un interesante casco histórico. Su elegante playa, la más larga de su provincia, acoge un tranquilo paseo marítimo. Su oleaje la convierte en un paraíso para los amantes del surf. En el casco urbano de Zarautz, la torre gótica de Luzea, la iglesia medieval de Santa María la Real y el palacio de Narros, de estilo renacentista. El trazado de esta urbe se completa con numerosas casas palaciegas y el palacio Portu (s. XVI).

La gastronomía de Zarautz es una de las más afamadas de todo el País Vasco. Cualquier recorrido por la ciudad debe completarse con la degustación de “pintxos” y cazuelas de pescados frescos, acompañados, por ejemplo, con un txakolí de Guetaria.

Es una pequeña localidad que entre los meses de enero y abril reboza vida gracias a la sidra. Es considerada como la 'cuna' de esta bebida y en su honor tiene hasta un museo, la Sagardoetxea o Casa de la sidra. No hay que dejar de probar el menú de sidrería, con su tortilla de bacalao y su chuletón. La localidad también ofrece un casco antiguo de gran valor histórico y cultural.

Está situada en uno de los tramos más bellos del litoral guipuzcoano, en una bahía donde confluyen los ríos Urola y Narrondo. Tiene dos playas, Itzurun y Santiago, así como varios lugares interesantes como la Casa Museo del pintor Ignacio Zuloaga, que contiene, entre otras, obras del Greco, Rivera, Zurbarán y Goya. En el casco urbano de Zumaia encontramos la Iglesia de San Pedro.

De obligada visita son sus espectaculares acantilados, muy interesantes desde el punto de vista geológico. Desde la playa de Itzurun hasta Deba, se puede realizar un precioso recorrido para contemplar las peculiares formaciones rocosas que se alzan sobre el mar. En bajamar, queda al descubierto un peculiar fenómeno denominado Flysch, famoso en el mundo entero gracias a la serie Juego de Tronos. Se organizan excursiones para contemplar de cerca este bello paraje.

Asentada sobre la desembocadura del río Bidasoa, su condición de plaza militar configuró en el pasado un casco urbano delimitado por sólidas murallas, que aún se conservan y que han permitido su declaración como Monumento Histórico Artístico. En la parte más alta, la plaza de Armas. Allí se levanta el Castillo del emperador Carlos V, que alberga hoy el Parador de Turismo. Frente a él, tiene lugar cada mes de septiembre el tradicional Alarde, una de las citas más importantes del calendario festivo de la localidad.

A lo largo de sus calles empedradas aparecen numerosas casas blasonadas y palacios. En la Calle Mayor llama la atención la gran fachada barroca del Ayuntamiento (s. XVIII). Cerca están el Palacio de Casadevante, el Palacio de Zuloaga y la Casa de los Guevara.

Saliendo de la ciudad amurallada se extiende, junto al mar, el barrio de La Marina, que ofrece el ambiente más popular de Hondarribia. Sus calles están jalonadas por típicas casas marineras pintadas de colores. La playa separa La Marina del puerto pesquero, punto de partida para realizar excursiones al Castillo de San Telmo (s. XVI) y al faro de Higuer. En el singular entorno natural del monte Jaizkibel, se encuentra el Fuerte de Guadalupe.

En la costa oriental de Gipuzkoa, Pasaia destaca por su patrimonio cultural. La mayoría de los edificios de interés se concentran en dos de sus cuatro núcleos de población: Pasai Donibane y San Pedro. Les separa la bahía y se comunican bien por una barca motora que cruza el abra o bien por la carretera que lo rodea, pasando por Lezo.

En Pasai Donibane, llama la atención la arquitectura marinera de sus coloristas casas. Cruzando la bahía, en Pasai San Pedro, la iglesia parroquial del mismo nombre y la casa que vio nacer al ilustre marinero Blas de Lezo. Desde esta zona, se puede acceder al monte Ulia, desde donde divisaremos una espectacular panorámica del mar y la bahía.

Dicen que es la villa más monumental de Gipuzkoa. Situada en la comarca del Alto Deba, a los pies del monte Aloña, las abruptas pendientes que rodean el municipio esconden un excepcional casco histórico. La universidad Sancti Spiritus, situada en uno de los accesos principales de Oñati, es considerada como una de las joyas de la arquitectura civil del renacimiento vasco. Interesa visitar la iglesia parroquial de San Miguel, el monasterio de Bidaurreta, la Plaza de los Fueros y la Plaza de Santa Marina.

Oñati queda junto al Parque Natural de Aizkorri-Aratz. La basílica de Arantzazu, levantada en los años 50 sobre un precipicio, es un impresionante conjunto de arte de vanguardia (con tallas de Chillida, Oteiza, Basterretxea y Muñoz. Desde Arantzazu parten varios senderos que van hasta los pastos de Urbia y, desde allí, hasta la magnífica crestería caliza de Aizkorri (en la foto superior), en el parque natural.

Cuna de Juan Sebastián Elcano, este municipio costero es un lugar privilegiado de la costa Cantábrica. La montaña entrelaza el mar y la tierra y un pequeño puerto pesquero y deportivo. Toca visitar el Museo Balenciaga (también nació aquí) o dar un paseo por el monte de San Antón y contemplar el mar desde lo que, antes de unirse de manera artificial a la costa, fue una isla hasta el siglo XVI. Uno no puede irse sin probar el txacolí, del que Getaria tiene denominación de origen propia.

Pequeña localidad pesquera, su casco antiguo está declarado Bien de Interés Cultural. La parte vieja de Orio de origen medieval, “Goiko Kale”, data del siglo XII. Parte de la iglesia de San Nicolás y sube hasta las proximidades de la ermita de San Martín. De sabor medieval, sus calles ascienden empinadas y casi laberínticas. Destaca el rico paisaje que componen el mar, la ría y las montañas.

A los pies del monte de Santa Bárbara y rodeado de montes, Hernani conserva intacta su esencia medieval. El casco antiguo de esta localidad guipuzcoana surgió a mediados del siglo XIII y conserva la mayoría de las calles y monumentos de ese tiempo. Hay que visitar el museo Chillida-Leku para disfrutar en la naturaleza de la obra del escultor Eduardo Chillida. También en Hernani es indispensable probar un culín de sidra.

Y finalmente, podemos aprovechar nuestra estancia para visitar el País Vasco francés. A menos de una hora nos quedan, primero, San Juan de Luz, luego Biarritz y a su lado Bayona.



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