Mariana Flores Melo - Nueva York: déjate seducir por un destino con mil acentos

CLAUDIA RIZZO

  • Desde los judíos ortodoxos de Williamsburg hasta las tumultuosas tiendas de Chinatown, en la ciudad confluyen variopintas culturas.
  • La isla de Manhattan tiene tres áreas bien diferenciadas (uptown, midtown y downtown) por lo que es fácil montar un itinerario de viaje.
  • Merece la pena salir de Manhattan y visitar los condados de Brooklyn, Queens y Harlem para ver los contrastes que hay con respecto a la Gran Manzana.

Puente de Williamsburg

Cuando deambulas por Nueva York lo haces volviendo la cabeza hacia arriba para observar la majestuosa selva de rascacielos que nunca acaba. No importa si se trata del primer o el quinto viaje que realizas a la hiperactiva megalópolis.

En el fondo, no miras la ciudad, sino que admiras su paisaje urbano con los ojos curiosos de un niño que no ha visto nunca nada. Que no quiere perder detalle de lo que sucede a su alrededor. Las poéticas escaleras de incendios en el Soho, el olor característico de los puestos ambulantes que presiden casi cada esquina de Times Square, las sirenas de los camiones de bomberos tronando con todo su ímpetu, la caótica aglomeración de tiendas de Chinatown, el encanto de sus anchas avenidas flanqueadas por espectaculares vitrinas…

El corazón de la Gran Manzana es un guirigay de sonidos, ajetreo, de mil caras y acentos. Una invasión normanda de gente (principalmente turistas) que no se sabe ni de dónde sale y a quienes los neoyorquinos esquivan con paso acelerado.

La mejor manera de conocer una ciudad es pateando de un lado al otro. Vagar por ella para descubrir la esencia de sus rincones y fundirte con su paisaje. Orientarse en Nueva York resulta bastante sencillo porque está diseñada en forma de cuadrícula con las calles numeradas de sur a norte y las avenidas de este a oeste. Tarea imposible la de perderse.

En la isla de Manhattan encontramos tres áreas bien diferenciadas (uptown, midtown y downtown) por lo que podremos montar rápidamente un itinerario de viaje según nos convenga.

NY

La zona del Uptown (norte) es la parte residencial en la que hallamos los principales museos (Guggheim, el MET, el museo de Historia Natural, el Museo Whitney de Arte Estadounidense…) y Central Park. Las 346 hectáreas que tiene el famoso pulmón verde de Manhattan se pueden recorrer andando, alquilando una bici o en un coche de caballos. Cualquier estación es perfecta para hacerlo: en otoño se transforma en un lienzo de colores ocre y amarillos, el invierno deja una estampa invernal idílica que da paso a una primavera con preciosos cerezos y magnolias en flor que salpican el paisaje. Puedes tirarte horas visitando sus grandes lagos, el pequeño zoológico, los elegantes puentes (no dejes de ver Bow Bridge), las célebres estatuas (los niños se vuelven locos con la de Alicia en el País de las Maravillas), el mosaico de azulejos de Stawberry Fields (el memorial de John Lennon en el que siempre hay gente tocando sus canciones), el castillo Belvedere… Vale la pena hacerlo.

Algunos de los edificios con más renombre de Manhattan se encuentran en el Midtown (centro). Nueva York no sería la misma sin la magia que tiene la plaza de Times Square o si no existieran joyas arquitectónicas como el Empire State Building y el Rockefeller Center que cuenta con el emblemático Radio City Music Hall dentro de su complejo de edificios. Cuando la noche cae, la ciudad resplandece desde los miradores de estas dos moles maravillosas sin cuyas siluetas el imponente skyline no sería mismo. Frente al Rockefeller Center el contraste lo marca el neoclasicismo de St Patrick's, la catedral católica más grande de Nueva York que emerge cual centinela en la Quinta Avenida entre un paredón de enormes edificios.

De belleza extraordinaria es también el Flatiron Building, uno de los primeros rascacielos que se construyeron en la ciudad y que tiene un particular diseño en forma triangular. Debido a su estructura y ubicación (entre Broadway, la Quinta Avenida y el parque de Madison Square) generaba antaño unas corrientes de aire que levantaban los vestidos de las mujeres que por allí pasaban.

Flatiron

Dicen que si algo existe lo encuentras en Nueva York... y quizás por eso sea posible descubrir un jardín en las alturas como el de High Line Park, que reutiliza las viejas vías abandonadas del ferrocarril para crear sobre los distritos de Chelsea y Meatpacking un paseo agradable con plantas autóctonas. Hay infinidad de cosas que ver y, aunque no se vaya a coger un tren, hay que ir a la centenaria Grand Central Terminal y admirar el techo estrellado de su bóveda. Una vez allí, bajad a the whispering gallery (la galería de los susurros) diseñada por el español Rafael Guastavino. Lo curioso de este hall es que si una persona se sitúa en una de las esquinas y susurra algo hacia la pared, otra lo escuchará en el lado opuesto como si le hablasen al oído.

Si pillamos el metro hasta Canal Street llegaremos a la colorida Chinatown, en el Downtown o bajo Manhattan. Entre sus callejuelas podremos disfrutar del caos que hay en sus numerosas tiendas de falsificaciones y probar (si se es atrevido) algo de lo que ofertan en sus puestos de comida. Además, de comer rollitos de primavera y comprar Rolex de imitación, en el barrio se puede visitar el templo budista Eastern States, la iglesia de la Transfiguración y el Museo de los Chinos en América. En esa zona, por las calles Mulberry, Grand y Broome, se reparte lo que queda de Little Italy: el que antaño fuera el barrio italiano por excelencia de Nueva York ha sido engullido por la rápida expansión de Chinatown. Por desgracia, desde hace años cuando cierra un establecimiento italiano, en su lugar encontramos un nuevo noodle bar. Pero cuidado, que los italianos no han desaparecido de Nueva York, simplemente se han mudado a Belmont, un barrio del Bronx donde la bandera tricolor luce en las bocas de riego y las avenidas huelen a pizzas recién hechas. Cerca de Chinatown tenemos el Soho donde se pueden admirar los loft de hierro fundido, las galerías de arte y las tiendas de moda que adornan el paisaje urbano.

Desde los muelles de Battery Park zarpan los ferrys gratuitos hacia Staten Island. Durante el recorrido, podrás ver la Estatua de la Libertad que en otra época daba la bienvenida a los barcos que arribaban cargados de inmigrantes en busca del sueño americano.

Al lado de Baterry Park se enmarca el denominado Distrito Financiero donde encontramos símbolos como la escultura de bronce del Toro de Wall Street, la Bolsa de Valores con su vorágine financiera o la Reserva Federal. Muy cerca, está el One World Trade Center que se erige en el lugar donde estaban las Torres Gemelas. La altura, 1.776 pies, no es casual ya que hace referencia al año en que se firmó la Declaración de Independencia de Estados Unidos. En la parte superior, hay un mirador con unas vistas increíbles de la isla de Manhattan. El complejo de edificios se completa con un museo y un memorial dedicado a las víctimas del 11-S así como el Oculus de Santiago Calatrava, el gran recibidor que ha diseñado el arquitecto español en el intercambiador de trenes y metro.

Oculus

Cerca tenemos el puente de Brooklyn, esa telaraña de cadenas de acero profusamente usada por el cine y que hay que cruzar sí o sí. La mejor instantánea es a la vuelta, en dirección a Manhattan, y con el skyline recortado al atardecer.

Alejados de los visitantes

Nueva York es mucho más que lo que se cuece en la isla de Manhattan. Los condados del Bronx, Queens y Brooklyn son minumundos alejados de la zona turística que merecen ser explorados, algunos logran transmitir la sensación de haber retrocedido en el tiempo. Ocurre, por ejemplo, cuando ves a los judíos ortodoxos asentados en Williamsburg con tirabuzones, barba afilada y portando sus sombreros negros. O tener la oportunidad de asistir a una misa góspel un domingo por la mañana en Harlem. Pasar por Queens, al otro lado de East River, y encontrar guetos de lo más diverso: indios, griegos, sudamericanos… un mosaico étnico que tiene su encanto por la autenticidad de lo que allí se ve. Ya lo decía Enric González en sus Historias de Nueva York: “(…) Me sentí muy feliz de que aquella ciudad tremebunda, voraz e hiperactiva estuviera tan quieta y callada como yo (...). En ese momento decidí quedarme a vivir en Nueva York, para siempre, pasara lo que pasara”.

Para preparar bien el viaje a Nueva York es recomendable visitar la web NYC & Company, de organización oficial de marketing, turismo y asociaciones de la ciudad de Nueva York; NYCGO, página oficial de turismo de la ciudad, y ver las ventajas que ofrece adquirir el CityPASS, una tarjeta turística con descuentos para seis de las mejores atracciones de la ciudad. Respecto a las excursiones SeeUSAtours dispone de varias y todas incluyen un guía de habla hispana.



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