Mariana Flores Melo - No te engañes: si quieres ser un viajero "ecorresponsable" coge menos aviones

CHEMA LIZARRALDE

  • La industria de la aviación causa entre el 3% y 8% de la contaminación mundial.
  • En Suecia crece el uso del tren y llaman "flygskam" a la vergüenza por volar.

Imagen de la estela que dejan a su paso los aviones (antroponubes) facilitada por la Universitat Politècnica de Catalunya.

Dice una encuesta de Skyscanner que ocho de cada diez españoles se reconoce con una viajero muy responsable. Así, el 5% de los españoles asegura que contaminar lo menos posible es una de sus mayores preocupaciones cuando viaja. Pero no nos engañemos, ser un viajero “ecoresponsable” significa en realidad volar menos.

De acuerdo con esta encuesta cada vez hay más conciencia ecológica en la sociedad española. El 45% de los sondeados se considera a sí mismo un viajero responsable y el 39% afirma que intenta serlo pero le resulta difícil.

En esa línea, Skyscanner da cinco consejos para ser "ecoresponsable":

  • Viaja con poco equipaje: incluye prendas básicas. Cuanto menos pese el bulto, menos combustible se consume.
  • Cubrir el equipaje con bolsas de tela, no con film de plástico.
  • Usar el check-in online y llevar la confirmación en el móvil (menos papel).
  • Usar una botella de acero inoxidable para rellenarla con agua de grifo.
  • Higiene: jabones y champús sólidos, cepillos de dientes de bambú o cuchillas de afeitar de acero inoxidable en lugar de las de usar.

Más tren, menos avión

Pero, ¿basta con eso? No, en realidad no. Como decimos, si de verdad queremos ayudar al planeta, frenar la crisis climática, lo que tenemos que hacer es volar menos. La industria de la aviación causa entre el 3% y 8% de la contaminación mundial.

Mejor en tren, siempre que podamos. Según cálculos de la Agencia Ambiental Europea, viajando en tren un pasajero emite 14 gramos de dióxido de carbono (CO2) por kilómetro, por los 285 gramos que emitimos si cogemos un avión.

Claro que un avión de línea aérea no sólo emite CO2, sino también vapor de agua y óxido nitroso, otros gases de invernadero. Al hacerlo a gran altura, el perjuicio es aún mayor.

En Suecia parece haber conciencia al respecto. Un 23% de los suecos han dejado de usar el avión para reducir el impacto ambiental de sus viajes, según un estudio de World Wildlife Fund (WWF). Un 18% ha elegido como alternativa el tren.

El ejemplo de Suecia

Tanta es la conciencia medioambiental entre los suecos que ya han inventado una palabra para designar a la vergüenza por el avión: flygskam. Al tiempo hay otra para alardear de ir en tren: tagskryt. Y una tercera, smygflyga para volar en secreto.

Todo parece haber coincidido con la aparición de Greta Thunberg. La protesta medioambiental de esta estudiante sueca, secundada ya por adolescentes de todo el planeta, está dejando eco y huella. Y como consecuencia cada vez más suecos renuncian al avión.

Según Swedavia AB, el operador de los principales aeropuertos suecos, el número de viajeros que eligen el avión no ha dejado de caer en los últimos 7 meses. Además, en 2018 se dio el menor crecimiento en número de pasajeros en una década. Y al tiempo, 32 millones de suecos usaron el tren el año pasado, un récord de pasajeros, según el operador de los ferrocarriles de Suecia.

El Estado sueco actúa en consonancia con lo que están demandando sus ciudadanos. Desde el 3 de abril se paga más por un billete de avión para compensar las emisiones de CO2. El Gobierno ha puesto en marcha un impuesto ecológico de hasta 53 euros más por billete. Todos los vuelos que pasen por Suecia llevarán aplicado ese impuesto ecológico.



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